Doña Tania Rubim habló a todas las mujeres sobre el enemigo que vive dentro de todas: el corazón, que es el centro de las emociones y siempre hace que nos inclinemos a hacer cosas que traerán malas consecuencias. En el lado opuesto se encuentra el espíritu, que representa el intelecto, el cual nos lleva a tomar decisiones inteligentes y con buenos resultados. “Tu vida dependerá de a quien le des oídos”, afirmaba doña Tania.
El corazón quiere llevar la voz cantante en muchas áreas. En la vida amorosa se guía por el más guapo y el más “malo”; en la vida espiritual es perezoso para leer la Biblia u orar y en lo relacionado a la apariencia siempre se va a inclinar hacia la vanidad. ¡Ah! ¡Y cuando se trata de perdonar, el corazón siempre dice que no!
En este conflicto diario, solo gana aquella mujer que tiene el Espíritu Santo, pues Él es quien da el dominio propio necesario para mantener a raya los impulsos y los sentimientos egoístas del corazón.
Tras el mensaje, todas las mujeres buscaron el poder del Espíritu Santo y determinaron que su espíritu sería el responsable de sus decisiones a partir de aquel momento.
