Un joven que pasaba sus vacaciones en la finca rural de su abuelo vio como una víbora mordía a una de sus ovejas. Escasos minutos después, la cara del pobre animal estaba hinchada y parecía tener mucho dolor. Aun así, pasaron los días, la oveja seguía hinchada, pero siguió comiendo, bebiendo y pastando con las demás ovejas.
El chico, preocupado por el bienestar de la oveja, preguntó a su abuelo por qué no le daba ningún medicamento, a lo que el anciano respondió cariñosamente: “No te preocupes nieto querido, el remedio para el veneno de la víbora está dentro de ella”.
¡El antídoto contra el veneno está en la sangre de la oveja! Es común que las “víboras” de la vida nos muerdan en algún momento. A veces será donde realmente nos duele y de quien menos lo esperamos, como conocidos, familiares, compañeros de trabajo, etc.
Lo que estas “víboras”, e incluso muchas personas, no saben, es que el suero antiofídico se produce con sangre de oveja y de otros animales.
Las “víboras” de la vida inyectan su veneno por medio de insultos, amenazas, humillaciones, traiciones, robos, abandono, mentiras… pero no consiguen envenenar, vencer o enfermar el alma de aquellos que buscan la Sangre del Cordero de Dios, que neutraliza cualquier veneno y nos libra de la muerte.
«Mirad que os he dado autoridad para hollar sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo el poder del enemigo, y nada os hará daño.»
Lucas 10:19
Por eso, no te preocupes por las víboras y sus mordeduras. Más bien, busca siempre que tu sangre esté mezclada con la Sangre del Cordero que quita el pecado del mundo y siempre tendrás el antídoto para cualquier veneno.
Mas si andamos en en la luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesús su Hijo nos limpia de todo pecado.
1 Juan 1:7
