Tras pasar por buena parte de la península e islas, el obispo Joaquim ha visitado Pamplona, una ciudad medieval del norte de España de más de 200 mil habitantes.
El Centro de Ayuda Cristiano situado en el número 9 de la calle Padre Maceda se ha quedado pequeño para la cantidad de personas que no se querían perder este encuentro especial.
El obispo Joaquim realizó oraciones por los enfermos físicos, pero también hizo una intercesión especial por los que estaban enfermos emocionalmente. Pues el mayor dolor que una persona puede llegar a sufrir, es el dolor desgarrador del alma. Tras las oraciones, se dejó un espacio para que los presentes hablasen con Dios con sus propias palabras y así pudieran recibir del propio Dios el alivio que necesitaban.
Pero más que un simple alivio, lo que Dios quería dar a los pamploneses reunidos, era una nueva vida. Una nueva vida que está condicionada a la decisión de entregar toda la vida a Dios y de empezar a vivir en la luz.
Todos los que vinieron con el corazón abierto a este encuentro, no se fueron de la misma manera que entraron. Pues, como está escrito, la Palabra de Dios no vuelve vacía y siempre realiza el propósito para el cual Él la envió.
