Congreso para el Éxito

Los problemas económicos a los que se enfrenta buena parte de la sociedad española no son ninguna novedad. La propia Comisión Europea advierte que España es uno de los países de la Unión con más desequilibrios económicos. ¿Los motivos? La alta tasa de paro, el elevado nivel de deuda, tanto externa como interna, y la precariedad del empleo. Actualmente nuestro país registra cerca de 3 millones y medio de parados.

En España no solo los jubilados y los pensionistas son susceptibles de estar incluidos en el colectivo de personas que viven por debajo del umbral de pobreza. Y es que trabajar no garantiza estar fuera de esta estadística. De hecho, el 28% de la población, a pesar de tener empleo, percibe menos de 700 euros al mes.

Toda esta situación de crisis económica genera problemas en las familias, frustración, pesimismo, baja autoestima y termina minando la ilusión de las personas.

En el Centro de Ayuda Cristiano, somos conscientes de que el área económica es fundamental para lograr bienestar, tranquilidad, paz y armonía en el hogar. Y sabemos, a través de la Biblia, que la prosperidad económica y la abundancia son parte de la voluntad de Dios para el hombre, y que, como Padre, desea dar a Sus hijos lo mejor para que Su nombre sea glorificado. Por eso, todos los lunes a las 7:00, 10:00, 14:00, 16:00 y especialmente a las 20:00 horas realizamos la Conferencia para el Éxito.

¿De qué se trata? Es una reunión en la que se potencia la superación personal a través de consejos y reflexiones bíblicas profundas. Enseñamos a los asistentes a creer en sí mismos, a ser emprendedores, a luchar por sus metas y a lograr sus objetivos.

Son charlas gratuitas, de una hora de duración aproximadamente, en las que nos apoyamos en la Fe Inteligente y donde todo el que lo desee es bienvenido. En esta reunión escucharás consejos, recomendaciones y casos reales de personas que consiguieron prosperar a través de la obediencia a la palabra de Dios.

“Si quisiereis y oyereis, comeréis lo mejor de la tierra.” Isaías 1:19