“Me gustaba hacerle daño a mi marido” 

“Por ver el sufrimiento de mi madre crecí totalmente rebotada, con mal carácter y siempre irritada. Esto empeoró cuando conocí a mi marido, pues pagaba toda esta frustración personal con él, me gustaba pelearme con él, hacerle daño con mis palabras. Así intentaba quitar la rabia y el vacío que aumentaba cada día en mi interior. 

Pasaron unos años y nos fuimos a vivir juntos. Acepté porque quería escapar de la situación que vivía en mi casa por culpa de la adicción de mi hermano. Me gustaba controlarlo todo. Yo administraba el dinero que entraba en casa, que era bastante, lo que me hizo ser una mujer muy materialista y avara. Pero a pesar de tener tantas cosas materiales, mi vacío crecía y mi mal carácter con él. 

Un día, mi marido, que ya conocía el Centro de Ayuda Cristiano, me dijo que si quería seguir con la relación, debíamos liberarnos y conocer a Dios de verdad, y yo, como estaba cansada de vivir así, acepté. 

Iba por la insistencia de mi marido, pero muchas veces no quería ir. Al principio no aceptaba la Palabra de Dios y tampoco quería exponer mis dudas y dificultades al pastor, pero Dios tuvo misericordia de mí y poco a poco fue transformando mi interior a través de las reuniones. Fue un proceso.  

Nunca nadie me obligó a nada, yo fui tomando mis propias decisiones de manera consciente y racional. Mi fe empezó a darme resultados y mi mente fue abriéndose, por lo que empecé a ver con más claridad. Ahora yo digo que de verdad nací de nuevo porque de esa Noemí solo quedó un recuerdo del pasado.  

Tengo una vida bendecida en todas las áreas de mi vida, un matrimonio extraordinario, ahora soy una esposa de verdad para mi marido. Por medio de mi fe mi hermano salió de las drogas, nos llevamos bien y volvimos a ser una familia unida.” Noemí Ibáñez 

 

Comparte:

Facebook
Twitter
WhatsApp
Telegram

Deja tu comentario