
Ayer, domingo 16 de noviembre, se vivió otro domingo espectacular en la presencia de Dios: el Domingo de la Reconciliación, un día especial para aquellos que se habían alejado de Dios y decidieron volver.
Las oraciones por la familia, por la salud física pero especialmente por la sanidad del alma, marcaron el inicio de este Santo Culto en Madrid, dirigido por el obispo Joaquim Fernandes.
A continuación, el testimonio de María y su esposo Ramiro glorificó a Dios y animó a todos los presentes a luchar por la unión y la restauración de sus hogares. Este matrimonio, ya destruido por el alcohol y los reiterados malos tratos por parte de él, resurgió de las cenizas cuando María tomó la decisión de derramar su alma en el Altar de Dios. Hoy, Ramiro ya no bebe y se ha convertido en un marido cariñoso y respetuoso. Son felices. Y ahora, tanto ellos como sus hijos, sirven a Dios con sus respectivas familias.
Getsemaní: el Altar de Jesús y también nuestro Altar
El Getsemaní no era un lugar cualquiera, era el lugar donde Jesús hablaba en privado con Sus discípulos y, sobre todo, el lugar donde Él solía orar en intimidad con el Padre. “El Getsemaní era el Altar de Jesús, porque un altar es donde se entrega el alma, y el Señor se entregó allí”, explicó el obispo.
Jesús estaba angustiado por dos motivos
A pesar de tener el Espíritu Santo, Jesús sentía una profunda angustia en Su alma: sabía que muchos de los que le habían seguido estaban a punto de perderse. Incluso Sus propios discípulos —aquellos que le prometieron acompañarle hasta la muerte— le dieron la espalda en el momento más difícil.
Pero en Su alma había un dolor aún más intenso: el dolor de tener que separarse del Padre al asumir los pecados de toda la humanidad.
Una oportunidad para todos
Durante el mes de diciembre tendrá lugar la Hoguera Santa de Israel en el jardín del Getsemaní. Un propósito para todos: para quienes aún no tienen el Espíritu Santo —cuyas almas gritan de dolor por no tener la presencia de Dios— y también para quienes ya lo tienen, “porque todos enfrentamos algún dolor en el alma: un hijo atrapado en las drogas, un familiar enfermo o cualquier otro problema que oprime el corazón”, explicó el obispo.
Así como el Señor Jesús derramó su alma ante Dios en el Getsemaní y pidió que se hiciera Su voluntad, todos tendremos esta misma oportunidad a partir del 7 de diciembre.
Si esta es tu fe, Dios te espera en el Getsemaní para recibir el dolor de tu alma y sanarlo para siempre.
“Cayó sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú quieras.” (Mateo 26:39)
Si deseas conocer más sobre esta gran oportunidad que es la Hoguera Santa en el jardín del Getsemaní, no dudes en acudir a tu Centro de Ayuda Cristiano más cercano.


