El pasado domingo 26 de octubre se celebró un nuevo Santo Culto en la sede del Centro de Ayuda Cristiano en Madrid, dirigido por el obispo Joaquim. En esta ocasión, el mensaje giró en torno a la fe que funciona, aunque antes hubo un momento especial de oración por la familia y la salud.
Durante la reunión, Rosangela y Javier compartieron su testimonio, una historia que conmovió a todos. Los médicos habían detectado graves problemas en el bebé que ella esperaba y le recomendaron abortar. Sin embargo, Rosangela decidió seguir adelante con el embarazo, confiando en que Dios haría un milagro. Y así fue: hoy ella y su esposo disfrutan de una niña sana y perfecta, para la gloria de Dios.
Meditación: La fe que funciona
El obispo Joaquim habló sobre la fe que realmente funciona, esa fe que va más allá de las palabras. “Casi todo el mundo dice tener fe”, explicó, “pero muy pocos ven resultados. El problema es que muchos creen, pero no practican la Palabra de Dios. Solo esa fe, la que se pone en práctica, tiene el poder de transformar la vida”.
También recordó que la fe no es solo para conquistar cosas materiales, sino que su propósito principal es llevarnos a depender completamente de Dios.
“No ponga su fe en mí ni en ninguna iglesia”, señaló el obispo. “Su fe tiene que estar al cien por cien en la Palabra de Dios.”
Para ilustrar este mensaje, leyó Lucas 13:20-21:
“¿A qué compararé el reino de Dios? Es semejante a la levadura que una mujer tomó y mezcló con tres medidas de harina, hasta que todo quedó fermentado.”
El obispo explicó que, al igual que un poco de levadura transforma toda la masa, una pequeña porción de fe pura puede extenderse y transformar todas las áreas de nuestra vida. Así ocurrió con Abraham: cuando dejó la idolatría y decidió depender solo de la voz de Dios, su vida cambió por completo.
“Si quieres que tu fe funcione y te traiga las bendiciones que necesitas, depende solo de Dios, sin intermediarios”, añadió.
Cuando Abraham vio que Dios estaba con él, abandonó su pasado y confió plenamente en las promesas divinas. Esa fe, aunque pequeña al principio, acabó transformándolo todo: su cuerpo, su hijo y su casa.
El obispo concluyó animando a todos a poner en práctica su fe, sin reservas:
“Esa fe que tienes, grande o pequeña, vívela con todas tus fuerzas. Haz todo lo que Dios te pida, no solo algunas cosas, y verás los resultados.”


