Tras varias semanas aprendiendo de lo que sucedió en el jardín del Getsemaní, el obispo Joaquim siguió revelando aspectos de la voluntad de Dios en el Santo Culto del pasado domingo 30 de noviembre.
Vemos un paralelismo interesante entre dos jardines registrados en la Biblia: el jardín del Edén y el jardín del Getsemaní. En el Edén, Adán y Eva decidieron hacer su propia voluntad; en el Getsemaní, Jesús hizo la voluntad de Dios.
La decisión de Adan y Eva trajo consigo destrucción y dolor, mientras que la decisión del Señor Jesús trajo salvación y paz.
“¿A dónde te ha llevado tu propia voluntad?” Inquirió el obispo a quienes estaban congregados en Madrid, haciéndoles entender que cuando hacemos nuestra propia voluntad, solo podemos cosechar dolor y sufrimiento. En cambio, cuando hacemos la voluntad de Dios, el resultado es vida y paz.
Pero para hacer la voluntad de Dios, es importante renovar y fortalecer nuestra mente, ya que nuestro corazón siempre va a querer hacer su propia voluntad:
“Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto.” (Romanos 12:2)
Como está escrito aquí, para entender la voluntad de Dios hay que renovar la mente. “La vida del ser humano empieza en la mente, porque es en la mente que tomamos las decisiones correctas. Aquí está el secreto. Cuando piensas como Dios, tu mente se renueva, tus pensamientos cambian y conoces la voluntad de Dios”, reflexionó el obispo.
Esto fue lo que sucedió en el Getsemaní. La mente de Cristo estaba conectada con el Padre, y gracias a eso pudo pedir que no se hiciera su voluntad.
¿Quieres tener una vida bendecida? Decide renovar tu mente. Decide hacer la voluntad de Dios.
