Santo Culto: Todo era vanidad y correr tras el viento

En Madrid, el pasado domingo 14 de diciembre, el obispo siguió hablando sobre el aspecto más importante de la vida humana: el alma. Una reunión con un potente mensaje de salvación que culminó con la Santa Cena del Getsemaní.

El testimonio de un exitoso dentista y empresario sirvió para introducir el tema que se iba a tratar. El hombre cayó en depresión a pesar de haber conseguido todos los bienes materiales y recursos financieros que deseaba. Había logrado reconocimientos profesionales a nivel nacional e internacional, estaba casado y tenía una hija. Aun así, se sentía vacío y enfermo en el alma.

Este mismo vacío lo sintió Salomón, tras muchos años de riqueza, abundancia y excesos. Tuvo todo lo que se le había antojado, construyó casas, jardines y tuvo muchas mujeres, pero eso no le dio la felicidad. Al contario, se dio cuenta de que todo lo que había logrado y luchado por conseguir, materialmente hablando, era “vanidad y correr tras el viento, y sin provecho bajo el sol”. (Eclesiastés 2)

Paralelamente, en la iglesia muchos han cambiado su situación, pero no han conquistado lo más importante: el Espíritu Santo. Han prosperado, conquistado su propio negocio, su casa y su coche porque usaron la fe, pero se alejaron de Dios pensando que ya tenían lo que necesitaban. “Algunos siguen en la iglesia, materialmente están bien, pero son personas desconocidas para Dios, porque aún no entregaron su alma”, lamentó el obispo.

También explicó que entregar el alma no puede ser algo verbal, sino algo sincero y sacrificial. Pues ser religioso es fácil, pero entregarse exige renuncia de la propia voluntad. Solo así se puede poner solución al vacío del alma y garantizar la salvación eterna. Los bienes materiales se quedarán aquí.

Pero Dios le dijo: «¡Necio! Esta misma noche te reclaman el alma; y ahora, ¿para quién será lo que has provisto?». Lucas 12:20

Por último, el obispo aclaró que no hay nada de malo en querer prosperar y ofrecer una vida digna a la familia. Sin embargo, insistió en que la mayor de todas las conquistas es la salvación del alma. “Cuando tu alma está bien con Dios, puedes tener poco, pero eres el hombre más rico y feliz del mundo. Aun así, cuando tu alma está entregada en el altar, Dios cuida de todo lo demás”, concluyó.

 

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