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Aproveche las oportunidades

Aproveche las oportunidades

El problema con las oportunidades es que no todas las personas saben identificarlas. Usted puede crear una al dedicarse a ayudar a los demás o al perder el miedo a exponerse. Si nadie conoce su trabajo, ¿cómo espera que lo llamen para algo? Si nadie conoce su empresa, ¿cómo espera cerrar grandes contratos?

Nuestra sociedad pone en la mente de las personas que la oportunidad es algo que solo sucede una vez en la vida y que depende de la suerte, del destino. Eso es mentira. Las oportunidades no son resultado de la suerte, sino del trabajo y de la visión. Quien no tiene visión, puede no identificar una oportunidad cuando se le presenta y, peor aún, puede incluso quejarse de la situación.

Generalmente, las oportunidades vienen disfrazadas de problemas. Es un jefe que le aumenta su carga de trabajo, es una reunión fuera del horario comercial, una invitación inesperada, algo que aparentemente va a quitarle tiempo… Es una situación fuera de su esquema, fuera de su zona de comodidad y, por lo tanto, incómoda. Pero, si tiene el impulso de hacer siempre lo mejor de usted, de ser la persona con quien los otros pueden contar, probablemente aprovechará la oportunidad sin siquiera darse cuenta.

Cada vez que yo tuve una oportunidad, por menor que fuera, la aproveché. Porque si hubiera vacilado, habría venido otro a ocupar mi lugar. Si en lugar de hacer lo que debe hacerse, todo lo que usted hace es quejarse, hacerse la víctima o esperar que los demás se dedican, vacila y termina perdiendo la oportunidad de destacarse.

La buena noticia con respecto a las oportunidades es que no importa cuántas se hayan perdido en la vida, usted siempre puede crear nuevas. No tenga miedo de arriesgar, de exponerse, poniendo en práctica su fe. Usted se vuelve un generador de oportunidades cuando se convierte en la persona que hace lo que nadie más quiere hacer. ¿Recuerda a David? Nadie quería luchar contra el gigante correcto, en el momento correcto, como todos los otros guerreros. Lo que lo diferenció fue la decisión que tomó. Tomar la decisión acertada es aún más importante que estar en el lugar correcto, es el momento correcto. La decisión acertada hace al momento y al lugar. Y eso está a su alcance.

Algunas ideas para empezar a crear oportunidades (o a identificarlas):

Hable: Aprenda a exponer sus pensamientos de forma constructiva. Si usted piensa que no lo están escuchando o que lo están silenciando, probablemente no se ha comunicado de la forma más adecuada con quien necesita oírlo. Cambie la estrategia. No comunique problemas, piense en soluciones. Haga preguntas. Antes de dedicarse a luchar contra el gigante, David hizo preguntas para enterarse de la situación.

Oiga: Incluso antes de aprender a hablar, aprender a oír es esencial. Oír es aún más importante que hablar. Trate de entender el punto de vista del otro, eso incluso puede cambiar sus preguntas. No se quede pensando en qué va a responder mientras la persona está hablando. Solo óigala con atención y entienda lo que se dice. Ese es el material con el que trabajará después para enterarse de lo que está pasando y encontrar soluciones, salidas e ideas. Son raras las personas que saben oír.

No se estacione: Incluso si está confortable en su situación, si realmente quiere estar abierto a nuevas oportunidades, no deje de avanzar. Lea, infórmese, haga, cursos, conozca personas, aprenda algo nuevo, desafíese. Encuentre placer en el desafío, en la superación. Cuando surja una oportunidad imperdible, usted la aprovechará simplemente por ser uno de los únicos que salieron de la inercia.

Reconozca sus errores y trabaje para acertar: Aprenda algo: lo único que usted puede cambiar es a usted mismo. Por más que vea errores en los otros, en la empresa o en las situaciones a su alrededor, el único cambio que está al alcance de sus manos es el suyo. Entonces, ¿por qué perder tiempo enfocándose en los errores de los otros? En todas las situaciones adversas de su vida, trate de entender en qué se está equivocando y qué puede hacer para empezar a acertar.

¿Problemas con su esposa, con su marido o con sus hijos? Resista a la tentación de señalar los errores de los demás y empiece a buscar sus propios errores y encontrar maneras de resolverlos. Pida ayuda si tiene dificultades para identificar el problema. Si el otro tiene que cambiar, cambie usted primero y sea el ejemplo.

No se queje: Ya escribimos un capítulo. entero sobre eso, pero siempre es bueno recordarlo. La queja es uno de los principales repelentes de oportunidades. Cada vez que se queja, está alejando una oportunidad porque, como hemos visto, generalmente vienen disfrazadas de problemas. La mejor manera de identificarlas, pulirlas y aprovecharlas es encarando el problema para resolverlo, no para quejarse.

Mire el lado positivo de las personas: Todo el mundo tiene uno. Incluso el peor malhechor, ese que a usted le gustaría que desapareciera de la faz de la tierra. Eso no significa que deba negociar con personas de mal proceder, solo significa que deba pensar mal de ellas todo el tiempo. Aprenda a separar a las personas de sus actitudes. Una actitud aparentemente mala no significa una mala persona. Alguien puede estar en un mal día y decir algo de forma ruda. Pensar mal de esa persona no va a lograr que ella mejore o que entienda lo que hizo. Simplemente hará que usted se amargue más.

Todo el mundo tiene defectos, todos pasan por un día raro, muchas personas tienen un dolor dentro del pecho que esconden con agresividad. ¿Quiénes somos nosotros para señalar con el dedo y decir que fulano es eso o aquello? Solo Dios conoce el corazón y las intenciones y dice que seremos juzgados con la misma medida que usamos para juzgar. Porque Él también conoce nuestro corazón y nuestras intenciones. El objetivo aquí no es solo evitar juicios apresurados (e injustos) sobre alguien que podría ser un buen contacto, sino también disminuir la cantidad de elementos negativos en su vida.

Mire el lado positivo de la situaciones: Toda situación tiene uno. Si comprende que cada adversidad esconde una oportunidad (nunca voy a dejar de repetir eso), enfrentará las cosas de una manera mucho más constructiva. Mirar el lado negativo nos paraliza. Mirar el lado positivo nos impulsa, nos desafía. Tanto en el caso de las personas como en el de las situaciones, usted reconoce el lado negativo con mucha facilidad. Generalmente, es el más superficial: es posible identificarlo (o crearlo) simplemente observando. Por su parte, el lado positivo requiere cierta investigación. Usted aprende a pensar con más profundidad al analizar una situación o a una persona buscando el lado bueno. Y empieza a descubrir las oportunidades ocultas, como si fueran diamantes.

Sea curioso: Curioso, no chismoso. Desarrolle su lado investigativo, descubra cómo funcionan las cosas.

Mantenga su comportamiento: Ya hablamos también sobre el tema, pero nunca está por demás repetirlo. su comportamiento es u mayor capital. Examine sus intenciones, sus pensamientos, sus hábitos y sus actitudes. Sea una persona de palabra, no mienta, honre sus compromisos, se disciplinado. Una buena técnica para entrenar un excelente comportamiento es imaginar que lo están observando las 24 horas y vigilar sus actitudes y sus palabras. No pasará mucho tiempo antes de que cambien sus pensamientos y usted se convierta en la persona que quiere ser.

Además, ponga en práctica todos lo otros capítulos de este libro. Usted se convertirá en una fuente interminable de oportunidades . Lo más gracioso es que, después de todo ese esfuerzo, oirá que «es un suertudo», que «nació con buena estrella» o incluso deberá enfrentar comentarios malintencionados diciendo que solo llegó adonde llegó porque es amigo del jefe, porque tiene dinero, porque tuvo contactos adecuados o porque lo respalda alguien importante. Sin embargo, lo que las personas no entienden es que estas cosas son consecuencias y no causas de su éxito. Cuando actúa de forma diferente a los demás, naturalmente llama la atención y se gana la confianza de personas exitosas. Los contactos que tanto quería hacer, están allí.

Comprenda algo: nadie se convierte en algo que ya no sea. ¿No entendió? Si quiere ser gerente, empiece a mirar a la empresa como si ya fuera el gerente. Analice al equipo con ojos de gerente. vístase como un gerente. Piense en lo que haría y en las dificultades que podría enfrentar. Empiece a dar sugerencias y asumir responsabilidades. Cuando su jefe piense en alguien para nombrar gerente, ¿en quién cree usted que pensará?

Si quiere tener su propia empresa, puede comenzar mirando al lugar donde trabaja como si fuera el dueño. Mire su oficina como si fuera el dueño de la empresa. ¿Usted permitiría esa basura arriba del escritorio? Si fuera su jefe ¿permitiría que ese empleado (usted) perdiera tanto tiempo en Facebook? Entonces, limpie su escritorio, cierre Facebook, haga su trabajo, asuma la responsabilidad y piense en grande. No pasará mucho tiempo hasta que encuentre una buena manera de abrir su propio negocio.

¿Sabe por qué muchas empresas cierran durante el primer año? Porque muchos se convierten en empresarios, pero siguen pensando como empleados. Ante cualquier problemita, ya se quejan. No planifican, no sabe resolver problemas, porque siempre tuvieron al jefe, al gerente, al supervisor haciéndolo por ellos. Siempre tenían a alguien a quien culpar. Vivían rezongando por los rincones y pensando en la hora de almuerzo y en el fin de semana. En el trabajo, solo sabían encontrar defectos y quejarse. Cuando adquieren su propio negocio, piensan: «listo, ahora puedo hacer lo que quiera», pero olvidan que también enfrentarán problemas y tendrán que lidiar con otros empresarios difíciles y con empleados quejumbrosos y exigentes para quienes nunca nada está bien. Y, al primer desafío violento, esas personas desisten. Tiran la toalla.

Pero el líder exitoso es fuerte, perseverante. Sabe que cada nuevo problema es nueva oportunidad. Y va construyendo su vida sobre esas oportunidades.

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