El tiempo es precioso

Todos recibimos de regalo 24 horas diarias. Nadie tiene más, nadie tiene menos. Tal vez por saber que esas 25 horas son seguras, algunas personas no les dan ningún valor. Pero, si usted quiere tener éxito, necesita saber valorar su tiempo. Piense en sus 24 horas como en algo extremadamente precioso. Algo que usted debe darles solo a quienes realmente lo merecen. Entonces, analice cómo las ha usado. ¿Leyendo revistas de chismes? ¿Viendo un programa de TV que es solo entretenimiento? ¿Jugando videojuegos? ¿Siguiendo la vida de los demás por las redes sociales? Después usted se pregunta por qué “no tiene tiempo” y por qué su vida no avanza.

Usted tiene tiempo, todo el mundo tiene. Solo le falta entender qué ha hecho con él y descubrir cómo aprovecharlo de forma inteligente y constructiva. Aprenda una cosa: en todo momento de su vida, o usted está ganando o usted está perdiendo. YY no hablo solamente de bienes materiales. O usted se desarrolla o se atrofia. Lo que parece un término medio es solo ese momento en el que usted se está atrofiando sin darse cuenta.

Si usted se queja, cuenta chismes, se involucra en conversaciones inútiles o negativas, se está atrofiando. Está llenando su cabeza de cosas inútiles que no lo ayudarán en ningún área de su vida. ¿Para qué gastar tiempo de esa manera?

El ser humano gasta sin darse cuenta. Gasta tiempo, gasta dinero, gasta salud. Antes de pensar en cambiar su dieta, en controlar sus gastos o reorganizar su tiempo, usted necesita entender su comportamiento actual. Sus actitudes deben salir del nivel inconsciente, irracional y emocional, y pasar al nivel consciente.

Una buena manera de hacer eso, para controlar la alimentación, por ejemplo, es utilizar un cuaderno para escribir todo lo que usted come. La hora, la cantidad y el tipo de comida. Haga eso durante una semana. Al final de ese período, tendrá una idea más clara de cómo se ha alimentado y qué necesita cambiar. Del mismo modo, si le falta dinero a fin de mes, anote todo lo que gasta, hasta los centavos, detallando exactamente lo que compró o pagó y la hora, para identificar su patrón de gastos y poder entender hacia dónde está yendo el dinero. Al principio, eso puede ser engorroso, pero tener conciencia de su comportamiento es liberador.

Escriba qué hace con su tiempo durante una semana para entender dónde lo está desperdiciando. Cada vez que cambie de actividad o que haga una pausa para hacer otra cosa, marque el horario y qué empezó a hacer. Retome el control de su tiempo, entienda que usted es responsable por como usa cada minuto y cada hora que recibió. Otra manera de hacerse consciente es elegir en qué va a usar su tiempo y seguir su plan estrictamente.

Jim Whitehurst, presidente de la empresa de tecnología Red Hat, contó en un artículo sobre productividad que dedica unos minutos del domingo a escribir sus metas semanales, pues estas siempre están relacionadas con los objetivos más importantes que fueron establecidos para el año. De esa manera, no pierde la concentración. Cada semana hace algo que lo ayuda a llegar adonde quiere. Y él está avanzando. Este es uno de los grandes secretos para el éxito: saber hacia dónde se está yendo y continuar en dirección a lo que se quiere.

Jim explica que no pierde mucho tiempo en esa planificación semanal, generalmente dedica tan solo 15 minutos para establecer (o recordar) las metas que perseguirá durante la semana, incluyendo todo lo que necesita hacer: “ese poco tiempo dedicado a la planificación previa define en gran medida ‘como’ gasto mi tiempo durante la semana. Eso garantiza que me enfoque en las cosas importantes que ayudan a conducir nuestros negocios y me hace ser cuidadoso con mi tiempo”.

La actitud de Jim es un ejemplo de organización consciente del tiempo. Él se detiene y planifica durante algunos minutos y, después, usa con inteligencia los próximos siete días para poner en práctica lo que planificó. Observe cómo eso es una prueba de equilibrio.

Las personas exitosas no se dejan llevar por la corriente, no permiten que los demás definan cómo será utilizado por su tiempo. Cuando usted está siempre disponible en las redes sociales y en los programas de comunicación instantánea, está entregando a los demás el poder definir cómo serán gastadas sus horas. Usted pierde el control. Es como si saliera de la cabina de comando y dejase su vida a la deriva.

Estudios académicos sobre la ciencia de la interrupción (sí, existe esa ciencia) han demostrado que, en la actualidad, un trabajador normal cambia de tarea cada tres minutos y, una vez interrumpido, tarda entre 20 y 30 minutos para reanudar la tarea anterior. Uno de los estudios realizados por la investigadora Gloria Mark, de la Universidad de California, reveló que cada empleado pasaba aproximadamente 11 minutos en un proyecto antes de ser interrumpido. Las consecuencias son desastrosas y pueden ser aún más graves cuando se trata de un trabajador del área de saludo o de seguridad, por ejemplo. Cualquier distracción puede ser mortal.

Esa situación se ha agravado debido al mal uso de los teléfonos inteligentes y a la dificultad que tienen las personas para lidiar racionalmente con la avalancha de información y con los estímulos lanzados sobre ellas minuto a minuto.

Ahora, piense en las conclusiones de estos estudios. Si no toma cuidado, alguien puede cambiar de tarea cada tres minutos y ni siquiera percibirlo. Cuando finalmente logra concentrarse, esa concentración solo dura 11 minutos antes de ser interrumpido por alguien, en persona, a través del celular, correo electrónico o cualquier otro medio. Por eso, la única manera de ser una persona productiva es tomar las riendas de su vida, decidiendo de forma consciente cómo utilizará su tiempo. Las distracciones solo se producen cuando usted lo permite.

Conozco personas que dicen no tener tiempo para leer un libro, pero tienen tiempo para ver una novela, para leer una revista de chismes, para ver cualquier cosa en internet o conversar sobre temas sin importancia. Por favor, sea honesto. No diga que no tiene tiempo. Incluso porque, si dice eso, le estará dando una orden a su cerebro. Entonces, su cerebro hará lo máximo posible para cumplir la orden, haciendo que cada tarea se le complique y se distraiga con mucha facilidad. Lamentablemente, así funcionan las cosas. Declare algo y su cerebro se esforzará por hacerlo realidad.

Entonces, cambie su actitud. El mismo tiempo que gasta en cosas inútiles puede dedicarlo a cosas útiles, como leer un buen libro o hacer un curso importante. Piense que usted tiene esas horas preciosas a su disposición y que, dentro de ellas, usted puede realizar lo que siempre quiso. Basta saber elegir bien en qué las ocupará.

Cuando valora su tiempo, usted aprende a priorizar y hacer primero las tareas más importantes. Las tareas más importantes no suelen ser las más urgentes, sino las que le dan más ganas de dejar para mañana. Si concluye esa tarea, su nivel de energía aumentará tanto que no volverá de la oficina agotado.

Ver el trabajo como algo estimulante también es una manera de hacer que su tiempo rinda más. Piense en el trabajo como en un juego de metas, establezca puntuaciones, conviértase en el mejor jugador. Piense en el tiempo como dinero, conozca el valor de cada minuto. Defina qué hará en los próximos diez minutos y hágalo.

Existen millones de maneras de lidiar mejor con las 24 horas que le fueron confiadas y cabe a usted descubrir la más eficiente para su situación.

Si usted se siente sobrecargado, posiblemente es porque ha dejado que el trabajo se acumule. Ya sea en la empresa, en su casa o en cualquier área de su vida. Todo lo que deja que se acumule forma una pila que, rápidamente, se convierte en una montaña. Si cae encima de su cabeza, es el fin.

Es inútil tomarse las cosas dramáticamente, quejándose y pensando que solo las vacaciones resolverán su problema. Es muy probable que ya se haya tomado vacaciones varias veces y continúe sobrecargado. Las vacaciones no hacen milagros. La organización y la disciplina, los hacen.

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