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Centro de Ayuda: beneficios sociales y espirituales

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España tiene más de 46,5 millones de habitantes. Vivimos en una sociedad tan diversa que entre todas estas personas existen multitud de circunstancias que provocan sufrimiento, angustia y desolación. Nadie tiene una vida perfecta. Por desgracia, para muchos, no es una etapa pasajera ni un problema aislado.

La falta de empleo de uno de los integrantes de la pareja, el trabajo precario del otro, la escasez de alimentos de primera necesidad, la pérdida de la vivienda, etcétera; son situaciones que generan inestabilidad física y emocional.

Según el informe sobre el Bienestar Económico y Material de la Fundación La Caixa, casi un 4% de la población no se alimenta correctamente por falta de dinero, el 8% no puede encender la calefacción por el mismo motivo y casi el 10% tiene que acudir a roperos para poder cambiar sus prendas rotas.

¿Qué genera todo esto? Angustia, depresión, discusiones, ansiedad y en muchas ocasiones intentos de suicidio. Los problemas se convierten en el eje de nuestra vida y la autoestima acaba por los suelos. Al contrario de lo que muchos piensan, estas situaciones no las viven únicamente aquellos que vienen de familias con bajos recursos. Según el estudio de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español, “más de un millón de titulados universitarios están en riesgo de pobreza”.

Reparto de alimentos y Ángeles de la Noche

En el Centro de Ayuda Cristiano atendemos a diario a muchas personas que lo han perdido todo o que tienen un empleo tan precario que no pueden proporcionar comida durante todo el mes a sus hijos. Por eso, una de las actividades que realizamos es el reparto de alimentos. Un desahogo en familias, con niños pequeños, que se han encontrado en muchas ocasiones sin un vaso de leche para merendar o sin comida que llevarse a la boca.

Quincenalmente entregamos productos de primera necesidad entre las personas que reúnen los requisitos demandados. Para su comprobación deberán traer el original y la fotocopia de los siguientes documentos:

  1. DNI o Pasaporte
  2. Empadronamiento
  3. Demanda de empleo, justificante de ingresos o subsidio
  4. Libro de familia –si tiene hijos menores de edad-
  5. Informe del trabajador social de su distrito en el que refleje su situación actual

Por desgracia, existen casos más extremos. Personas que lo han perdido todo y ahora viven en la calle. Según los datos del noveno recuento de personas sin hogar, solo en Madrid, cerca de 2800 personas no tienen una vivienda y, de ellas, 650 duermen en la calle. El resto lo hacen en albergues.

Al contrario de lo que muchos creen, esta situación no entiende de raza, sexo, ni clase social. Cualquier persona, en un momento dado, puede perderlo todo y verse abocado a vivir a la intemperie con los perjuicios que eso acarrea: frío, hambre, pérdida de derechos fundamentales como el acceso a la salud o el derecho al voto al no estar empadronado, etcétera. Las cifras hablan por sí solas, según el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), durante el año 2017, se han producido 100 desahucios al día por no pagar el alquiler. O lo que es lo mismo 36.500 familias se han quedado en la calle.

Conscientes del sufrimiento de todos ellos, los martes, el grupo de los Ángeles de la Noche acude a su encuentro para llevarles ropa de abrigo, comida, palabras de ánimo y todo el apoyo que el Centro de Ayuda Cristiano les puede ofrecer. Es reconfortante ver casos de superación como el de Francisco o el de Roland.

Francisco, vivió una infancia marcada por el abandono familiar y los malos tratos. Más tarde se casó y tuvo dos hijos, pero la vida le dio un nuevo golpe. Una tarde, cuando llegó a casa, la Policía le esperaba. Su mujer le había denunciado y terminó viviendo en un cajero, sin nada. En esta situación y con 52 años creía que no tenía salida. Afortunadamente recibió una invitación para acudir al Centro de Ayuda a por una bolsa de alimentos y a partir de ahí comenzó su cambio. Ahora está casado, tiene trabajo y es muy feliz.

El caso de Roland también fue complicado. Su infancia estuvo marcada por la traumática separación de sus padres. Él se refugió en las drogas y empezó a robar para sustentar esta adicción. Dependía totalmente de la cocaína hasta el punto de que perdió absolutamente todo y se encontró viviendo en la calle entre cartones. Estaba en una situación límite. Le hablaron del Centro de Ayuda Cristiano y decidió acudir. Nadie le juzgó, todo lo contrario. Le escucharon, le aconsejaron y hoy todo es diferente. Dejó las adicciones y tiene una vida completa.

Visitas a los Hospitales y visitas a las Cárceles

Por circunstancias de la vida muchas personas se sienten solas. Unas porque son ancianas y no tienen a nadie que les cuide y otras porque han cometido tantos errores en su vida y tan graves que han acabado en prisión.

En ambos casos la soledad se apodera de sus vidas y pierden las ganas de luchar. Por eso el Centro de Ayuda Cristiano tiene varias acciones centradas en respaldar a estas personas.

Nuestros voluntarios visitan a los enfermos, en los hospitales, para hablar con ellos, apoyarles y acompañarles.  Los cambios demográficos hacen que haya gente que no tiene acompañante porque son inmigrantes y no cuentan con ningún familiar cerca o porque son mayores, no tienen hijos y están solos en la vida. En España casi el 20% de la población es mayor de 65 años. La labor social del Centro de Ayuda Cristiano es para todos ellos un sustento personal y espiritual que alivia los duros momentos que atraviesan.

Otro colectivo que suele sufrir el abandono es el de los presidiarios. El artículo 25.2 de la Constitución Española señala que las penas de prisión “deben estar orientadas hacia la reeducación y reinserción social de las personas”. En el Centro de Ayuda Cristiano creemos que nuestro deber no es juzgar a las personas sino extender nuestro apoyo a todo aquel que lo necesite. Por eso otro de nuestros grupos de voluntarios se encarga de visitar a los presos para reconfortarles y darles una palabra de aliento para que, aunque estén encarcelados físicamente, puedan ser libres espiritualmente. Además, hacemos hincapié en su reinserción.

“El 69% de los ex reclusos se reinsertan con éxito en la sociedad”, según el Subdirector de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, Javier Nistal. Y es que cuando llegan a la cárcel no se les aísla sin más, sino que se les ofrecen actividades formativas y laborales adecuadas para cada uno de ellos de manera que les sirva no solo para reinsertarse a su salida sino también para que cambien su conducta y no vuelvan a reincidir.

Superar las adicciones

El diccionario de la Real Academia Española (RAE) define la adicción como “la dependencia de sustancias o actividades nocivas para la salud o el equilibrio psíquico” y en su segunda acepción añade, también, que es “la afición extrema a algo”. Por eso hay muchos tipos de vicios: a las drogas, al alcohol, al juego, a los videojuegos, a internet, a la pornografía, al apego emocional, etcétera.

La dificultad estriba en que el adicto no puede controlar su trastorno y, a pesar de ser consciente de que tiene un problema, el cerebro sigue mandando la orden. El individuo entra en una encrucijada de la que es muy difícil salir porque por un lado sabe que su conducta es nociva, pero por otro lado es incapaz de solucionar el conflicto.

Eso es lo que le ocurrió a Enrique. Su infancia estuvo marcada por los complejos y la muerte de su madre. A los 17 años se convirtió en un consumidor habitual de cocaína y posteriormente de heroína. Económicamente no podía mantener su adicción así que empezó a robar. En uno de esos actos le cogió la policía y acabó en la cárcel. También estuvo ingresado en el hospital por una sobredosis. Su familia sufría mucho porque temían por su vida. Por suerte conoció el Centro de Ayuda y recuperó la esperanza. Escuchó casos similares de personas que habían logrado superar sus adicciones y luchó por su objetivo. Hoy en día, Enrique ha formado su propia familia, es feliz y tiene una vida estable.

Rubén cayó en el mundo de las drogas por casualidad. Al principio era una manera de pasárselo bien con sus amigos, pero la situación se le fue de las manos. Con 19 años consumía cocaína a diario, la necesitaba para poder ir a trabajar.  Su vida empezó a deteriorarse y se convirtió en una persona insegura e infeliz. Una de las noches que regresó a casa de fiesta no podía más e intentó suicidarse tirándose por la ventana. Su padre lo evitó. En ese momento se dio cuenta de que había tocado fondo. Acudió al Centro de Ayuda Cristiano y puso en práctica los consejos que le daban. Paulatinamente cambió. Dejó todas las adicciones, se casó y ahora es feliz en todas las áreas de su vida.

Donación de sangre

¿Sabes cuántas donaciones diarias se necesitan, solo en la Comunidad de Madrid, para cubrir las necesidades de los hospitales? Nada menos que 900.

Puede que en estos momentos los niveles de reserva de sangre de los hospitales estén completos, pero en cualquier momento puede haber una mayor demanda por accidentes, desastres naturales, etcétera, y necesitarla urgentemente.

La sangre no se puede fabricar en ningún laboratorio. Por eso es tan importante realizar este acto voluntario y altruista ya que puede salvar muchas vidas. Desgraciadamente sus componentes tienen fecha de caducidad por lo que no se puede guardar eternamente. Por ejemplo, las plaquetas de las que están compuesta la sangre solo pueden conservarse 5 días tras su extracción.

Además, nuestra sangre no sirve para cualquier persona. Existen 8 grupos sanguíneos distintos y en función del que tengamos podremos donar o recibir sangre de unos u otros.

El Centro de Ayuda Cristiano, consciente de la importancia de esta acción, realiza cada tres meses una campaña de donación de sangre junto a la Cruz Roja. En ella todo aquel que lo desee y que cumpla los requisitos puede colaborar de manera altruista.

Beneficios espirituales del Centro de Ayuda Cristiano

El objetivo de todas las acciones sociales que realizamos en la iglesia cristiana evangélica, y que hemos enumerado anteriormente, es que cualquier ser humano tenga una vida digna. Nuestros voluntarios dedican, con pasión, su tiempo para que nadie quede excluido socialmente por las circunstancias de la vida o por decisiones erróneas.

En el Centro de Ayuda, además de la labor social, proporcionamos ayuda espiritual para que cualquier persona pueda alcanzar su bienestar interior. Nos encontramos con gente que no tiene dificultades económicas ni laborales, pero tiene una profunda sensación de vacío y tristeza.

El ser humano es cuerpo, alma y espíritu. Existen problemas que no logramos resolver, por más que lo intentemos, porque su origen es espiritual. A veces es un sentimiento de angustia, otras un problema de alcoholismo, separaciones familiares, falta de recursos económicos… La liberación espiritual es esencial en estos casos. Todos los problemas tienen solución.

Está claro que no somos infalibles, no tenemos una varita mágica que cambie la vida de las personas. Al final lo que prima es la decisión y la fe de cada uno.  La Biblia da muchos ejemplos de ello y es que como aparece en Juan 15:4-5 “… separados de mí nada podéis hacer”.

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