“Acerquémonos de corazón sincero, en plena incertidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura”.
(Hebreos 10:22)
No se juega con la salvación del alma. No se lleva la salvación en broma. No se puede intentar conciliar la fe viva en el Dios vivo con una vida de acuerdo con este mundo. no se puede dividir
la vida. El Señor Jesús dijo: “Ninguno puede servir a dos señores”. Tú eliges al señor a quien servirás. Si tu elección es servir a Dios, entonces todas las demás elecciones deberán ser fieles
a ese principio.
A través de tu fe inteligente, decidirás tu vida eterna. Con tu inteligencia, analiza, piensa, razona, pesa y evalúa. Si determinada cosa no es buena, si vas a manchar tu conciencia,
entonces huye de ella. Si analizas y notas que determinada cosa te hará bien a tu conciencia, entonces ve en tu fe. Nuestra fe depende de nuestra buena conciencia. Si nos falta la buena
conciencia, también nos falta la fe. Teniendo buena conciencia, tu fe aflora y tu tomas posesión de lo que quieres.
Mantengamos nuestra fe pura, para que tomemos posesión de las promesas que nos fueron hechas. Con el corazón sincero, en plena certeza de fe y teniendo el corazón purificado de una
mala conciencia y el cuerpo lavado por la Palabra de Dios, tenemos condiciones de acercarnos al santuario y la intrepidez para entrar en él. Nada nos acusa. Nada nos oprime. Esta es la
fuerza capaz de conquistar las promesas.
Mantén tu fe pura, para que sea posible hacer las elecciones correctas y decidir tu vida.