El 16 de abril se celebró el domingo de la paz y se inició el propósito de transformación del agua al vino, que continuará todos los domingos hasta el 21 de mayo. Hubo un gran clamor por las familias allí representadas y se realizaron varias oraciones por salud de los asistentes. Además, pudimos conocer la historia de superación de Catia, una joven que se veía enmarañada en un círculo de negatividad hasta que conoció el poder liberador de la Palabra de Dios. Ahora tiene su propio negocio de estética en el centro de la capital, pero sobre todo tiene paz, una realidad que contrasta con los años de hambre y soledad que vivió en su infancia.
Tras la demostración de poder, el obispo Joaquim quiso explicar a las personas allí reunidas que acudir a la iglesia no es suficiente para tener la paz que Dios quiere dar a todos. Es necesario que la mente esté puesta en la Palabra de Dios. Es decir, abrazar la voluntad de Dios y practicarla.
“Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz” (Romanos).
“Quien vive para sí mismo, para sus deseos y para agradarse a sí mismo, aunque asista a una iglesia, no puede tener paz. Dios no está buscando personas perfectas. Dios está buscando personas sinceras, que quieran someterse a la Palabra de Dios”, enseñaba el obispo, antes de invitar a los aludidos a tomar la decisión de abandonar su vieja vida y tener su encuentro con Dios.
