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Santo Culto: ¿Qué decisión es la mejor?

Todos pasamos por problemas. Es parte de la vida. Sin embargo, la decisión que tomemos en cada momento, determinará si los venceremos o si seremos vencidos por ellos. Respecto a esto, el obispo Paulo Roberto quiso hacer hincapié en la importancia de obedecer la Palabra de Dios para resolver situaciones adversas tales como la crisis económica.

Isaac, hijo de Abraham, era heredero de una gran promesa dada a Su padre, pero no por ello dejó de pasar por situaciones difíciles. Él también tenía que tener sus experiencias personales con Dios.

Cuando Isaac se encontraba en Gerar, territorio filisteo, empezó a haber una gran sequía en la tierra, lo que a su vez provocó una enorme hambruna. El mundo estaba en crisis, así como hoy en día. “Nunca se ha visto tanta hambre en tantos países del mundo. Mucha gente está buscando comida de la basura. Pero, aunque la crisis actual afecte a todo el mundo, cuando la persona es fiel a Dios y obedece a Su palabra, nunca le falta nada”, enseñaba el obispo Paulo Roberto.

Al verse en medio a aquella crisis, Isaac quiso huir a Egipto, una potencia económica en aquella época. Temía que le faltara el sustento a él y a su familia, y pensó que la única solución era emigrar, como tantas otras personas hoy en día.

“Mucha gente cambia de pareja, de trabajo o de país y no encuentra la felicidad ni la paz, porque el problema es interior. Ninguno de estos cambios va a resolver el problema. Lo que uno tiene que cambiar es su manera de actuar, cambiar sus actitudes y comenzar a actuar de acuerdo a la Palabra de Dios”, enseñaba el obispo.

Cuando Isaac estaba a punto de tomar la decisión de emigrar a Egipto, Dios le dijo:

“No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré. Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre” (Génesis 26:1-3)

En aquel momento tan crítico Dios le dio una Palabra, una promesa, pero Isaac debía decidir si quería obedecer a la dirección divina o dejarse guiar por sus propios razonamientos. Finalmente, Isaac decidió obedecer la voz de Dios y se quedó en Gerar, labrando la tierra. Cuando hizo esto demostró que realmente creía y confiaba en Dios.  Su fe no fue teórica, sino práctica.

“Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo el Señor. El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso” (Génesis 26:12-13).

En aquel mismo año, a pesar de la sequía, él sembró a ciento por uno. Un verdadero milagro. Esto vale como lección para todos. Cuando obedecemos la Palabra de Dios en la práctica, Dios provee y actúa en nuestro favor.

Observa que la Biblia dice, “le bendijo el Señor”. Es decir, fue Dios quien bendijo a Isaac provocando una cosecha extraordinaria. Dios le bendijo porque Isaac obedeció.

Mucha gente viene a la iglesia, cualquiera que sea la denominación, y piensa que eso es suficiente para que la vida cambie, pero no es así. Uno tiene que seguir la orientación de la Palabra de Dios, no guiarse por la propia opinión. Cuando obedecemos la Palabra de Dios, las cosas salen bien. Dios actúa. No hay crisis o problema que se resista.

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