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Ayunar

El ayuno es una abstinencia total o parcial de alimentos, y tiene por finalidad afligir el cuerpo físico, a  fin de alcanzar más fuerza para el cuerpo espiritual. No es que el cuerpo físico precise ser castigado, sino que cuando se ayuna, el cuerpo espiritual queda más libre y, consecuentemente, más apto para buscar un contacto íntimo y profundo con Dios, que es Espíritu.

Durante el ayuno, el espíritu se encuentra más libre, pues los deseos de la carne son anulados por la fuerza del espíritu. Por eso mismo, consideramos el ayuno como una oración más fervorosa que la realizada con los labios, porque en él hay gemidos inexplicables de la propia alma humana en búsqueda de beneficios individuales o colectivos.

El ayuno parcial

El ayuno parcial es aquel en que la persona solo hace abstinencia de alimentos naturales.

El ayuno es también llamado parcial cuando la persona hace abstinencia tanto de agua y alimentos, pero mantiene relaciones sexuales con el marido o la esposa.

Resumiendo, el ayuno es parcial cuando se satisfacen, aunque sea mínimamente, las apetencias carnales.

El ayuno total

El ayuno total es aquel en el cual la persona hace abstinencia de todo lo que concierne al cuerpo físico. Es el caso de Moisés: “Y él estuvo allí con Dios cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos” (Éxodo 34:28).

En este tipo de ayuno hay un total desprendimiento del espíritu de la carne, en el ayuno parcial hay un desprendimiento parcial. No podemos afirmar que un ayuno sea más importante que el otro, porque ambos son ayunos y también porque depende de cada persona, porque no todos tienen condiciones físicas para soportar un ayuno completo.

Tiempo y ocasiones para la realización del ayuno

Nunca se debe iniciar un ayuno justo después de haber comido, sino que deben haber transcurrido, por lo menos, tres horas desde que se dio el último bocado. Por ejemplo, si la persona quiere hacer un ayuno de seis horas, debe esperar a que transcurran tres horas desde la última comida y, entonces, empezar el ayuno. O hacer abstinencia de nueve horas seguidas a partir de la última comida.

El ayuno debe efectuarse en las siguientes situaciones:

En calamidades públicas (2 Samuel 1:12);

En aflicciones de la Iglesia (Lucas 5:33-35);

En aflicciones ajenas (Salmos 35:13);

En aflicciones personales (2 Samuel 12:16);

En la aproximación de peligros (Ester 4:16);

En la ordenación de ministros de Dios (Hechos 13:3 y 14:23).

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