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¿Eres ciego espiritualmente?

El obispo Paulo Roberto comenzaba la reunión del pasado domingo con la proyección de un pasaje bíblico en el que se narra la curación del ciego de nacimiento. Fue algo que no había sucedido antes porque ese problema era genético y por lo tanto no tenía solución.

“Esta película cuenta exactamente lo que sucedió. Jesús ya había curado a otros ciegos antes. Ciegos que le invocaron y manifestaron su fe, pero el hombre del vídeo no clamó porque nunca había escuchado hablar de Jesús y no tenía fe. Jesús tuvo que despertar la fe de aquel hombre. El milagro sucede por la fe”, relató el obispo.

Dios hizo muchos milagros: expulsó espíritus malignos, curó enfermos… el problema es que mucha gente no cree. Los propios fariseos que aparecen en el vídeo eran hombres religiosos que llegaron a cuestionar la ceguera de aquel hombre porque no creían en Jesús. “La fe es obediencia. La persona obedece cuando cree. Eso hizo aquel ciego cuando Jesús le echó lodo en los ojos. Se levantó y como Le dijo, fue con mucha dificultad al estanque para lavarse los ojos. Era un lugar de difícil acceso, pero aquel ciego tenía que sacrificarse y esforzarse para despertar la fe. Así provocó el milagro en su vida. Cuando llegó y lavó sus ojos, éstos fueron abiertos”, narró el obispo Paulo.

Nadie viene a Jesús si el Padre no lo envía. Quizá no seas ciego físicamente, pero si espiritualmente. Probablemente tengas un caso considerado como imposible porque no consigues prosperar, salir de las adicciones o ser feliz en casa. Afortunadamente para todos los problemas existe una solución cuando uno cree. Si quieres ver, necesitas creer.

Si te das la oportunidad y obedeces la Palabra de Dios, Él hará una obra extraordinaria en tu vida. No puedes dar lugar a la duda porque para Dios no hay nada imposible. Para ejemplificar esto nada mejor que la historia real de Eloísa:

En enero de 2009, y tras cinco años de lucha, su hija pequeña muere porque tenía una cardiopatía severa que no pudo superar. Fue un golpe muy duro. En octubre de ese mismo año Eloísa despierta un día, pero no puede moverse de la cama. Llaman a los médicos y comienza un periplo de sufrimiento. La diagnostican lupus en la sangre. No podía comer, tuvo que ir en silla de ruedas durante bastante tiempo y someterse a quimioterapia y a diálisis porque varios órganos fundamentales dejaron de funcionar.

Su aspecto físico la hacía estar más deprimida y un día entró en un centro de estética para informarse sobre alguna peluca. Era la peluquería de una obrera del Centro de Ayuda Cristiano y le habló de las reuniones. Eloísa, que es enfermera, fue muy escéptica al principio, pero poco a poco la curiosidad le hizo que fuera al Centro de Ayuda Cristiano. Recuerda que prácticamente no podía andar cuando llegó. Empezó a acudir los martes. Luego también los viernes y los domingos. Fue cultivando su fe poco a poco. A medida que fue haciendo caso a los consejos fue mejorando y una tarde empezó a funcionar bien el riñón. Después fue solucionándose el resto. Hoy funcionan todos sus órganos, está sana, hace vida normal y es feliz.

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