TEN EQUILIBRIO
«No seas demasiado justo, ni seas sabio con exceso; ¿por qué habrás de destruirte?» (Eclesiastés 7:16). Si exiges perfección de ti mismo y de los demás, te parecerá que todo estará mal. Cualquier broma inocente será un escándalo, y empezarás a juzgar y condenar todo y a todos. Este es un camino fácil para abandonar la fe y destruirse a uno mismo. Recuerda que somos imperfectos y vivimos en un mundo imperfecto. Cuando no nos consideramos justos a nuestros propios ojos, pero nos esforzamos para caminar en la presencia de Dios, obedeciendo Su Palabra, entonces nos volvemos perfectos a Sus ojos. La Justicia es de Él y está en Él, no en nosotros.