«Ciertamente llevó Él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por su llaga fuimos nosotros curados.» Isaías 53:10-11
¡Gracias por cada mano extendida en este momento difícil!
El mes de octubre nos dejó una lección inolvidable: en medio de los mayores desafíos, la solidaridad puede ser más fuerte que cualquier tormenta.