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Ayuno de Daniel – Comenzando el 2022 con el Espíritu Santo

El exceso de información que está a nuestra disposición en los días de hoy tiene su lado positivo, pero, también, su lado negativo, porque compite por dos cosas: Nuestros ojos y nuestros oídos. La información audiovisual desea captar nuestra atención y ocupa un espacio importante en nuestra mente.

La idea principal del Ayuno de Daniel es quitar toda la información innecesaria de su mente; evitar que cosas inútiles entren por sus ojos y por sus oídos, y así conseguir hacer espacio en su mente para escuchar únicamente la voz de Dios.

Tomando el ejemplo de Daniel, nosotros hacemos 21 días de ayuno [una vez Daniel ayunó 21 días, de ahí la duración del propósito] para evitar distracciones que nos impiden crecer espiritualmente; eliminamos la contaminación audiovisual de este mundo para poder oír mejor la voz de Dios.

¿Qué debe hacer para llenarse del Espíritu de Dios?

Si usted se va a vaciar de la información y de las distracciones innecesarias, tendrá que llenarse de cosas buenas. ¿Cómo hará eso? Usted debe, principalmente, estar más en contacto con la voz de Dios meditando en Su Palabra, yendo más a la iglesia durante estos 21 días y teniendo más contacto con contenido espiritual, como por ejemplo VIDAFM, el Café Espiritual y el blog del Centro de Ayuda Cristiano.

Lo más importante es oír la voz de Dios y actuar en consecuencia.

Si hace esto, podrá ver el resultado de este Ayuno de Daniel en usted y en su vida.

Entonces, usted quiere saber más sobre el Ayuno de Daniel. Usted llegó al lugar correcto, yo le voy a explicar qué es el Ayuno de Daniel, cómo funciona, por qué es importante, qué bien le hará, quién era Daniel, porque llamamos a este ayuno “el Ayuno de Daniel”, y qué debe hacer durante los
21 días del ayuno.

Entonces, allá vamos. Entendamos en primer lugar, ¿qué es el Ayuno de Daniel?.

Considere estas preguntas:

  • ¿A cuántos canales de televisión tiene acceso?
  • ¿Cuántas emisoras de radio tiene la posibilidad de escuchar?
  • ¿Cuántos correos electrónicos recibe, en su bandeja de entrada, por día,
    por semana?
  •  ¿Cuántas páginas están disponibles en Internet para que usted acceda?
  •  ¿Cuántas canciones hay en su iPod?
  •  ¿A cuántas fuentes de información usted tiene acceso?
  •  ¿Cuántas publicidades ve durante un día, desde que se levanta por la mañana y ve la marca de su pasta dental o lo que está escrito en su caja de cereales, hasta lo que está en el colectivo o en la calle? En fin, ¿cuántos mensajes publicitarios bombardean su mente a diario?
  •  ¿Cuántos contactos tiene en su teléfono móvil? Los que le llaman, le mandan mensajes de texto…
  • ¿Cuántos libros ve en las bibliotecas, revistas en los kioscos, periódicos, etc…?

Quiere decir, nunca hubo tanta información disponible como en la época en la que estamos viviendo. Eso tiene su lado bueno, como también su lado malo. ¿Por qué un lado malo? Porque todo eso compite por dos cosas que usted tiene: Primero, sus ojos. La información visual compite por su atención. Segundo, sus oídos. Todo eso clama para que usted vea y escuche, para que les preste atención, para que entre en su cabeza y ocupe un espacio en su mente.

Y usted sabe que todo lo que entra en su mente ocupa lugar. Toda la información que entra en su cerebro ocupa un espacio y no solamente eso, sino que también consume energía mental. ¿Ya le sucedió alguna vez, que escuchó una canción en el auto, en su iPod, y se bajó del auto o apagó el iPod, fue a hacer otra cosa y la canción siguió en su cabeza? ¿Cuántas veces le sucedió eso? Porque aquella canción ocupó un lugar en su cabeza. Entonces, todo lo que entra por sus ojos, por sus oídos, ocupa algún espacio, alguna energía, en su cabeza. Sume todas las cosas que deja entrar por sus ojos y oídos en su cabeza y verá el volumen de información que recibe a diario.

Ya el volumen de todo eso es una cosa difícil de administrar, porque usted es uno nada más, su cabeza es una sola. Además del volumen de la información, tiene que ver la calidad de esa información, porque si lo que usted deja entrar en su mente fuera algo bueno, entonces buenísimo, excelente, pero si fuera algo malo o ni bueno ni malo, o sea, inútil, es malísimo para usted. ¿Por qué? Porque usted es lo que permite entrar en su mente. Preste bastante atención, voy a repetirlo: Usted es lo que permite entrar en su mente. ¿Por qué? Porque lo que entra en su mente forma sus pensamientos y usted usa sus pensamientos para tomar decisiones; y sus decisiones lo llevan a tomar actitudes; y sus actitudes se convierten en hábitos y traen consecuencias que forman su vida. Por eso decimos “usted es lo que permite entrar en su mente”. Es exactamente por esta razón que Dios habla en nuestra mente, Él no habla en el sentimiento, Él habla en nuestros pensamientos, en nuestra mente. Pero si su mente está preocupada con mucha información, ¿cómo va a escuchar la voz de Dios? Ahí está la razón del Ayuno de Daniel.

La idea principal del Ayuno de Daniel es quitar todo lo que es innecesario en su mente. Todo lo que no necesita entrar por sus ojos y oídos para que entonces cree un espacio en su mente para escuchar la voz de Dios.

Daniel es un personaje bíblico, su historia cuenta que estaba viviendo en una tierra extranjera, en Babilonia, él era un hombre de fe, un hombre que creía en Dios, pero que estaba rodeado de personas que no creían en su Dios. Eran personas paganas. Pero, a pesar de estar en un mundo totalmente en contra de su fe, ¿qué hacía? Se excluía de las prácticas, de los hábitos, de la cultura del mundo que lo rodeaba. Entonces, él cuidaba la comida que comía, cuidaba su salud, oraba tres veces por día, a la mañana, a la tarde y a la noche, incluso cuando se impuso una ley que decía que nadie podía orar, a no ser que lo hicieran al dios de esa nación. Pero Daniel, ignorando aquella ley, continuó orando normalmente y buscando a Dios a la mañana, a la tarde y a la noche.

Él se aislaba, se excluía, se enfocaba en Dios. Él tenía su trabajo, era una persona que trabajaba en el Gobierno, era una persona íntegra, de espíritu excelente, era altamente bueno, profesional en su trabajo, pero espiritualmente se excluía de las distracciones del mundo que lo rodeaba, para poder enfocarse en su fe. Obviamente, Daniel tenía una comunión con Dios muy grande, que le dio muchos frutos, muchas cosas buenas, no solamente el célebre libramiento de la cueva de los leones, sino también que pudo representar a su Dios en su propia nación.

Hubo un momento en que se promulgó una ley en toda Babilonia que decía que nadie podía adorar a otro Dios que no fuera el Dios de Daniel, porque él pasó ese testimonio, tuvo la honra del propio Dios mostrándose Vivo en su vida.

Tomando el ejemplo de Daniel, nosotros hacemos 21 días de ayuno (una vez Daniel ayunó 21 días y de ahí viene la duración del propósito) para evitar distracciones que nos impiden crecer espiritualmente; removemos la polución audiovisual de este mundo para que podamos oír mejor la voz de Dios, concentrarnos mejor en Su voz.

En la práctica, ¿cómo se hace el Ayuno de Daniel? Si, hasta ahora, usted entendió el por qué, va a entender bien lo que debe o no hacer, lo que puede o no hacer durante el Ayuno. Preste atención, para que no le queden dudas, preguntas tontas que muchas personas hacen a veces, porque no entendieron el propósito del Ayuno de Daniel.

Preste bastante atención. Si usted entendió el propósito del Ayuno, entonces por sí mismo determinará lo que puede o no hacer.

Ahora, si el Ayuno es para remover las distracciones, la polución audiovisual, que nos impide oír la voz de Dios, entender mejor lo que Dios nos quiere decir, usted va a quitar todas las actividades innecesarias, inútiles, de su vida que desvían su objetivo de la voz de Dios. Es eso. Usted no debe involucrarse con lo que es inútil, con lo que es innecesario. Por ejemplo, ¿es necesario ver una película? No, si es una distracción, un entretenimiento, en la televisión o en el cine, no es necesario, usted lo hace por una cuestión de entretenimiento, de distracción, pero no es algo necesario, como sí lo es comer, beber, dormir o trabajar, porque si no trabaja no podrá pagar sus cuentas; es necesario que usted trabaje. Usted debe evitar películas, canciones.

¿Es necesario escuchar noticias? Probablemente no. Piense en un día en el que no escuchó las noticias. ¿Se murió? ¿Le sucedió algo malo? Probablemente no. Claro, quizás usted necesita estar conectado a las noticias por causa de su trabajo, de su empresa, de su área de trabajo, eso es otra cosa, es parte de su trabajo. Todo bien, manténgase enfocado en su trabajo, pero de todo lo que es innecesario, inútil, usted se desconectará.

No es necesario escuchar música, formar parte de bromas con el grupo de amigos, estar en medio de conversaciones estériles, que no contribuyen con su objetivo, con su consagración espiritual. Vaya removiendo lo que no es necesario y retenga solo lo que necesita. Entonces, trabajo, lo retiene; ¿usa internet en su trabajo? ¿Necesita usar internet en su trabajo? Úsela para trabajar, pero no va a meterse en Facebook para ver qué dijeron sobre la foto que subió. Usará internet para trabajar. Incluso, los que hacen propósitos espirituales que incluyen internet, continúen. Yo trabajo con internet, debo seguir usando la internet porque trabajo con ella. Pero no la voy a usar de otras formas, voy a restringir su uso al trabajo que hago.

¿Usted estudia y necesita investigar en internet? Úsela, pero se desconectará de todo lo innecesario. Usted hace ejercicio físico. Es importante hacerlo, si va al gimnasio o lo hace en casa, hágalo, es importante, no va a quedarse tres semanas sin ejercitarse, pero quizás usted tenga que cambiar las canciones que escucha en el gimnasio o que escucha en su iPod durante el ejercicio, por mensajes espirituales, constructivos, para que usted invierta en su espíritu mientras se ejercita. Si puede evitar deportes que no forman parte de su trabajo, que son más un entretenimiento que un ejercicio físico, evítelos.

En fin, todo lo que sea innecesario, inútil, que desvía su objetivo de las cosas de Dios, quítelo. Lo que es trabajo u obligaciones para con usted mismo u otras personas, hágalo, continúe, y enfóquese solamente en eso, evitando las distracciones.

Eso es lo que usted debe dejar de hacer. ¿Qué debe hacer para llenarse? Primero usted se vacía, pero ¿cómo se llena? Si usted se va a vaciar de la información, de las distracciones innecesarias, tendrá que llenarse de cosas buenas, ¿cómo hará eso? Usted debe, principalmente, estar más en contacto con la voz de Dios. ¿Cómo?

1.- Meditación en la Palabra de Dios, en la Biblia. Medite en la Palabra de Dios, medite en lo que Dios habla. No es cantidad de lectura, es leer y meditar en lo que leyó; calidad. Entonces, medite en la Palabra de Dios.

2.- Vaya a la iglesia. Durante estos 21 días, en al Centro de Ayuda Cristiano hacemos reuniones especiales para que las personas busquen el Espíritu Santo. Si usted está en este Ayuno, busque el Espíritu Santo, vaya a la iglesia, para invertir más en su vida espiritual.

3.- Tenga contacto con otro tipo de contenido espiritual, como por ejemplo los mensajes de nuestro blog, que tienen un contenido espiritual. Películas bíblicas, usted puede ver, mensajes que se relacionen a su propósito, pero cuidado, no es salir por ahí y leer todos los libros, visitar todos los sitios de iglesias, de mensajes espirituales, porque terminará causando el mismo problema, se llenará de información, y no hará nada.

Lo más importante es meditar en lo que Dios está queriendo hablar con usted. Eso lo logrará orando, meditando en la Palabra de Dios, yendo a la iglesia. Así quedará enfocado, centrado, en lo que Dios está hablando con usted. Él habla con usted solamente por una razón, porque Él quiere que usted actúe, que tome actitudes, que invierta en la dirección que Él le está pasando. Si Él ve que usted no va a poner en práctica lo que Él dice, puede estar seguro de que Él no hablará.

Lo más importante es oír la voz de Dios y actuar en consecuencia. Ahí usted verá el resultado de este Ayuno de Daniel en su vida.

Espero que este mensaje le haya ayudado, orientado sobre lo que es el Ayuno de Daniel.

Recuerde: desconéctese del mundo y conéctese con Dios.

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