«Te amo, oh Señor, fortaleza mía. Señor, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en Él confiaré; Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio. Invocaré al Señor, quien es digno de ser alabado, y seré salvo de mis enemigos. Me rodearon ligaduras de muerte, y torrentes de perversidad me atemorizaron. Ligaduras del Seol me rodearon, tendieron lazos de muerte.» Salmo 18:1-5
DE LA ADICCIÓN Y LA DEPRESIÓN A UNA VIDA PLENA
En la desesperación Inés encontró el Centro de Ayuda Cristiano y conoció el poder de la fe que la llevó a liberarse de los vicios y finalmente encontrar la verdadera felicidad.