Con el esfuerzo de todos hemos conseguido aplanar la curva de contagios por coronavirus, pero hay otra curva que crece vertiginosamente: la de afectados por la crisis económica.
Mientras el país sigue parcialmente paralizado a la espera de una vuelta escalonada a la normalidad, diversas organizaciones no gubernamentales trabajan a marchas forzadas para apoyar a los colectivos más vulnerables y que resultaron terriblemente afectados por la crisis del Covid-19. El Centro de Ayuda Cristiano también hace su parte, redobla esfuerzos y asume el reto de ayudar a las familias que se han quedado sin medios para sobrevivir durante el confinamiento decretado.
Cientos de personas en todo el país, cuyo número va en aumento a medida que avanzan las prórrogas del Estado de Alarma, acuden diariamente a los más de veinte Centros de Ayuda Cristiano esparcidos por todo el país. Varios centros de esta organización evangélica en ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia o Murcia apoyan a las familias necesitadas con alimentos, en su mayoría no perecederos, provenientes del Banco de Alimentos y campañas de recogida realizadas con anterioridad al cese de actividades. Sin embargo, cada vez son más frecuentes los gestos solidarios de personas y entidades que, de manera desinteresada, hacen una donación para que el Centro de Ayuda Cristino la entregue a quien más lo precise. En Valencia, por ejemplo, el Proyecto World Central Kitchen contribuye cada dos días con 200 raciones de comida preparada, las cuales se distribuyen junto con otros alimentos en los diferentes centros del levante.
Si las personas pueden desplazarse hasta el Centro de Ayuda Cristiano la entrega se hace in situ, siguiendo con minuciosidad todas las medidas de higiene para evitar la propagación del coronavirus. No obstante, hay decenas de casos en que la situación demanda una atención domiciliaria. Este es el caso de ancianos que viven solos, enfermos, madres solteras y discapacitados.
La Comunidad de Madrid ha sido la más azotada y el número de familias que deben permanecer en cuarentena son muchas, por eso la ayuda a domicilio es crucial. “Un caso que nos llamó la atención fue el de una abuela que toda su familia había sido contagiada con coronavirus y estaban todos en cuarentena. Nadie podía acercarle alimentos y agradeció con lágrimas la ayuda recibida”, detalla José Sosa, el pastor que dirige el Centro de Ayuda Cristiano del municipio madrileño de Fuenlabrada.
Atocha, el centro sede de la organización, donde se coordinan el mayor número de ayudas, auxilian a cerca de un centenar de familias cada semana y aseguran que el número de familias que piden asistencia aumenta cada semana. En otras iglesias del país afirman que el número de solicitudes se ha triplicado en estos días. En todos los centros se hacía una entrega de alimentos cada dos semanas antes del brote, pero frente a la actual situación de emergencia se han tenido que aunar fuerzas y recursos para ofrecer una asistencia diaria.
Pastores de todos los centros del país afirman que la mayoría de las personas que llaman pidiendo esta ayuda tienen el agravante de la ansiedad que la situación les está provocando. “Se trata de personas con nombre y apellido, hijos que alimentar y cuentas que pagar que se encuentran en una situación de incertidumbre. Lo más valioso es la vida, y la basta mayoría agradecen estar en casa confinados y no tener que estar en un hospital. Sin embargo, se enfrentan a la angustia “del qué será de ellos” después del confinamiento, si podrán recuperar su trabajo o si podrán hacer frente a los gastos de vivienda y comida”, aseguran de manera casi unánime muchos de los ministros del Centro de Ayuda Cristiano que trabajan incansablemente todos los días por honrar su llamado de ayudar al prójimo.
Los problemas de ansiedad, angustia y preocupación ante los problemas económicos que se van acumulando en los hogares, hacen muy necesaria la ayuda espiritual. “Las personas acuden a nosotros desesperadas, sufriendo mucho estrés emocional. El pastor responsable de cada iglesia registra los datos de la persona y le ofrece una oración para que tenga un poco de sosiego. Todas las personas que aceptan esta oración se van notablemente más tranquilas y lo agradecen encarecidamente. También les invitamos a que asistan a las reuniones que se transmiten a través de VidaFM y las redes sociales, pues les ayudará a tener más ánimo y seguridad de que todo saldrá bien”, afirma el pastor Fabio, responsable de la ayuda asistencial de la sede.
El pastor Rogerio, responsable del Centro de Ayuda Cristiano en Valencia, ratifica esta gran necesidad de asistencia espiritual. “Estos días estamos atendiendo muchos casos de personas con crisis de depresión, ansiedad y miedo. Además, muchas personas que estaban luchando para superar la drogodependencia están volviendo a recaer, haciendo que aumente el sentimiento de culpa e impotencia. Este fue el caso de un hombre que estaba abandonando el alcohol y que volvió a recaer tras perder su empleo. Al no tener cómo pagar el alquiler ni cómo comprar comida, la ansiedad lo dominó y el deseo de consumir fue más fuerte que él. Un conocido le dijo que aquí podría recibir asistencia con alimentos y pudimos ayudarle, no solo con alimentos, sino también de manera espiritual, a través de consejería y oración”, nos cuenta el pastor un caso a título de ejemplo, pues hacen seguimiento a decenas de personas.
La solidaridad no tiene religión. En el Centro de Ayuda Cristiano se da la ayuda sea cual sea la creencia de la persona necesitada. Las personas cada vez más ven la institución como un punto de referencia en momentos de necesidad. “Las personas agradecen mucho la ayuda que reciben aquí, muchos con lágrimas e incluso con ganas de dar un abrazo”, asegura el pastor Fabio.
Obviamente, dejarán el abrazo para cuando todo esto termine. Hasta entonces, hay mucho trabajo que hacer.
2 comentarios en “Covid-19: El Centro de Ayuda Cristiano se vuelca con los afectados de la crisis.”
Hola necesito ayuda de alimentos vivo aqui en Usera
me parece una emisora estupenda, y los pastores muy implicados con sus fieles. ruego oración por mi familia y por mi. Dios les bendiga.