¿Cuál es tu indignación?

Las malas condiciones económicas de la familia en la que hemos nacido provocan que, en muchas ocasiones, nos resignemos a un futuro de pobreza y escasez de oportunidades. Afortunadamente la Biblia nos demuestra que existen multitud de personas que, a priori, tenían todas las condiciones para fracasar y que al apoyarse en la fe y en la Palabra de Dios consiguieron vencer.

“El pueblo de Israel en la época de Gedeón, estaba sufriendo en las manos de los madianitas. El pueblo trabajaba duro todo el año y a la hora de la cosecha venían los madianitas y robaban todo. Estaban en una situación de pobreza total, pero Dios no podía hacer nada porque les dio libre albedrío y ellos escogieron el camino de la idolatría”, relataba el obispo Paulo Roberto en la reunión del pasado domingo.

Llegaron al límite, no aguantaban más y decidieron buscar a Dios. Él escuchó el clamor del pueblo y envió a su ángel para encontrar a Gedeón.

Gedeón era el más pequeño de la casa y su familia era sumamente pobre. Él creía en Dios, pero no entendía por qué no Se manifestaba. Estaba indignado con la situación. Preparaba el trigo para que no se lo quitaran cuando “el ángel del Señor se le apareció y le dijo: “El Señor está contigo, varón esforzado y valiente” (Jueces 6:12).

“¿Qué harías si Dios te dijera que el Señor está contigo?”, preguntó el obispo a los asistentes al culto. Gedeón estaba tan indignado por tanto sufrimiento que contestó: “Ah, señor mío, si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó el Señor de Egipto? Y ahora el Señor nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas” (Jueces 6:13).

A pesar de todas las adversidades Gedeón tenía la fuerza de su fe. Esta misma historia se la contaron sus padres a Gedeón y este se indignó. El Señor le dijo: “Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo?” (Jueces 6:14). El obispo explicó que esto significa que necesitas tener esta indignación para que tu vida cambie. Si estas satisfecho viviendo con un sueldo mínimo, una bolsa de alimentos, una ayuda del gobierno, etcétera, la situación no va a cambiar.

Gedeón le contestó a Dios: “Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre” (Jueces 6:15). Dios con frecuencia escoge a los débiles del mundo para hacer cosas grandes. Dios le dijo a Gedeón: “Ciertamente yo estaré contigo y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre” (Jueces 6:16). Esto es fe pura y viva en las promesas de Dios. Si Dios está con uno, no hay nada imposible. Gedeón fue a preparar su ofrenda de sacrificio a Dios.

En una época de miseria, de crisis y de hambre, Gedeón cogió un cabrito que tenían y se lo ofreció a Dios. Dios recibió el sacrificio de Gedeón, pero sabía que tenía algo de más valor guardado. Por eso se lo pidió. Fue una prueba mayor para comprobar su compromiso. Cuando hizo el sacrificio total como Dios le aconsejó, el Espíritu Santo vino sobre Gedeón.

Dios convocó a los hombres de la ciudad para que fueran a luchar contra los madianitas que eran 135.000 soldados. Gedeón pudo reunir 32.000 hombres nada más. Dios dijo que los que tuvieran dudas regresaran, quería solo a los valientes, aunque fueran pocos. Se fueron 22.000 y se quedaron solo 10.000. Dios probó a aquel pueblo en las aguas y quedaron solo 300. Esto significaba que tocaban a un hombre por cada 450 enemigos.

“¿Cómo con 300 hombres iba a vencer a 135.000? porque no sería él, sería el poder de Dios, él solo tenía que obedecer. Ese es el camino”, aseveró el obispo Paulo.

Cuando sonó la trompeta y Gedeón avanzó sobre el campamento de los enemigos, estos se asustaron, rompieron los cantaros, empezaron a encender fuego, se levantaron de madrugada y ellos mismos se mataron entre sí. 120.000 soldados madianitas murieron aquella madrugada. 15.000 huyeron. Gedeón los persiguió y los mató a todos. Dios dio la victoria a Gedeón a pesar de contar únicamente con 300 valientes.

Pasó de ser el mas pobre y un cero a la izquierda a ser el más grande y el más rico en Israel. Dios hizo maravillas en la vida de Gedeón como quiere hacerlo en la tuya. Solo tienes que creer.

Mucha gente ha escuchado hablar del poder de Dios, pero no han visto la gloria de Dios manifestarse en su vida porque son ellos mismos los que no han manifestado su fe.  A Gedeón le ocurrió lo mismo y hasta que no tuvo una entrega total no se liberó de la miseria y de la opresión. Cada uno recoge lo que siembra.

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