Cuando atravesamos situaciones complicadas, las personas, tienen dos salidas: perseverar usando la fe o desistir. Si usamos la fe y obedecemos la Palabra de Dios el resultado será la victoria ante cualquier problema. Eso es lo que le sucedió a Nelson y Carmen, un matrimonio que contó su testimonio el pasado domingo en el Santo Culto, realizado por el obispo Paulo Roberto.
La vida de Nelson era un fracaso. Se convirtió en adicto al alcohol y pensó que la manera de solucionarlo sería casarse, pero todo empeoró. Él estaba endeudado y junto a su mujer tuvieron que vivir en una habitación precaria en casa de la madre de Nelson. Además, era muy agresivo y agredió a Carmen en dos ocasiones. Ella había decidido separarse de él porque todos los días era la misma historia y no aguantaba más.
Su hijo fue creciendo en ese ambiente desestructurado y no tenían ni siquiera para darle de comer. Nelson, que es ecuatoriano, decidió viajar a España y buscar una vida mejor. Los problemas que encontró aquí le hicieron refugiarse más, aún, en el alcohol. Las deudas crecieron, cayó en una depresión, tenía pesadillas… nada funcionaba.
Carmen había venido también a España y no lograba ayudar a Nelson. Él escuchaba la radio y un día oyó un programa en el que un pastor contaba un caso parecido al suyo. Decidió acudir al Centro de Ayuda Cristiano y su esposa le acompañó. “Nos recibieron bien, nos enseñaron a hacer cadenas liberación. Dije voy a hacer la prueba, no tengo nada que perder. Lo hice y Dios fue abriendo puertas”, afirma Nelson.
Su vida cambió por completo cuando tuvo un encuentro verdadero con Dios. Entendió que su problema era interior. Ahora Nelson y Carmen son un matrimonio feliz, su economía es satisfactoria y han logrado tener cada uno su propia empresa. Además, se compraron una casa en España y otra en Ecuador.
“Lo que nos sucede no es fruto de la mala suerte, es el resultado de nuestras actitudes y decisiones de fe. Si crees, te entregas y obedeces la palabra Dios va a manifestarse en tu vida y va a cambiar toda tu vida”, aseguró el obispo Paulo.
La Biblia dice que, en una ocasión, Isaac estaba en Jera y se produzco una hambruna porque la tierra no producía alimentos. Había sequía e Isaac pensó que no podía seguir allí. Decidió ir a Egipto porque allí no había hambre. Pensó en dejar todo y Dios le dijo que no se marchara: “Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre. Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente. Por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes. Habitó, pues, Isaac en Gerar” (Génesis 26:3-5).
En otras palabras, Dios prometió engrandecer a Abraham y darle todas aquellas tierras a él y a su descendencia. Pero Isaac si quería ser bendecido, como lo fue su padre Abraham, tendría que obedecer. Dios le dio a Isaac, una Palabra, una promesa. Isaac tenía que tomar la decisión de creer o no y de obedecer o no. Al igual que nos ocurre a nosotros. En aquel momento Isaac creyó y permaneció en Jera. Sembró en aquella tierra que a los ojos humanos no daría frutos. Al cavar encontró agua. Es decir, creyó en la Palabra de Dios y actuó, no se quedó de brazos cruzados. Dios le bendijo dándole una cosecha extraordinaria.
Al igual que Dios hizo prosperar a Isaac, puede hacerlo contigo. De la misma manera que Dios abrió el Mar Rojo para Moisés y el pueblo pasó en seco, Él puede abrir el Mar Rojo de los problemas de tu vida. ¡No desesperes! Los resultados son fruto de un proceso, no suceden de la noche a la mañana.
Dios quiere hacer cosas grandes en la vida de cada uno de vosotros. No importan los errores que hayas cometido, tu pasado ni tus pecados. Lo que importa es tu presente. Si tomas una actitud de fe hoy, tu vida dará un giro total. Solo necesitas creer.
A veces las personas entregan su vida a Dios, quieren seguir a Jesús, pero en la mitad del camino se desaniman o le desaniman. Eres tú quien necesita decidir si tienes fe. Isaac no consultó a nadie. Dios habló con Isaac y Dios está hablando contigo ahora. No lo está haciendo con tus amigos, ni con tus familiares.
También debes ser consciente de que si vienes al Centro de Ayuda Cristiano y tomas decisiones emotivas, haces las cosas a tu manera, no cumples el compromiso con Dios, sigues pecando, etcétera, no va a funcionar. Necesitas ser fiel a Dios. Una vez una persona estaba orando y diciendo: “no entiendo por qué el Señor no me da todo.” El Espíritu Santo entró en su corazón y le dijo: “…porque tu no me has dado todo”. En definitiva, la persona tiene que dar para recibir.