Permanecer parado o seguir. Continuar llorando o sonreír. Dejarse llevar o, en la dificultad, encontrar una solución. Luchar o entregarse en la guerra. La vida está hecha de decisiones y tú eres quien elige lo que debes hacer. Este es el mayor poder que existe y Dios lo colocó en nuestras manos: el poder de la decisión. No debes entregárselo a nadie.
Cuando decides levantarte y luchar, te encuentras a mitad de camino. Es posible que algo no salga conforme lo planeado, pero, aun así, te corresponde a ti tomar la decisión de seguir intentándolo o desistir.
Te mostramos cinco sencillos trucos para enfrentarte a tus decisiones sin miedo:
- Analiza el problema y dale la importancia real que tiene.
- Evalúa las ventajas y las desventajas.
- Piensa en las posibles consecuencias.
- Evita la presión social.
- Toma la decisión.