El Centro de Ayuda Cristiano ha incrementado su ayuda de alimentos a familias que han visto mermar sus recursos económicos desde el pasado mes de marzo. Una demanda que no ha dejado de aumentar de manera exponencial debido a la crisis económica que azota a los colectivos más vulnerables de la sociedad.
La última entrega de alimentos se realizó el pasado sábado 12 de septiembre en la sede del Centro de Ayuda Cristiano, en el barrio madrileño de Atocha, donde 60 personas, en su mayoría mujeres de 30 a 60 años, acudieron para recibir una ayuda alimentaria para sus familias.
Cada mes, el centro ayuda aproximadamente a 260 familias, y en lo que va de año, a más de 1800. El coordinador y los voluntarios coinciden en que cada vez hay más personas en una situación de riesgo que no disponen ni de lo necesario para subsistir. “Con el paso de las semanas hemos podido observar la dura realidad de muchas familias que nos visitan y queremos ayudar a muchas más. Damos nuestro mejor, pero aún es poco en comparación del aumento progresivo de la pobreza extrema. Realmente necesitaríamos que más empresas privadas colaborasen con nosotros para poder responder a la demanda”, asegura Fabio Donadeli, pastor y actual responsable de la obra social del Centro de Ayuda cristiano.
Cada una de las entregas tiene por detrás el trabajo desinteresado de una treintena de voluntarios coordinados para dar la mejor atención a las personas que acuden al lugar, no solo en cuestión de seguridad e higiene de cara a la prevención de contagios por coronavirus, sino también en el trato, pues las personas que tienen necesidad de algo tan básico como el alimento, también suelen tener otros problemas asociados.
Madres solteras, padres de familia con un ERTE extendido y desempleados de larga duración son solo algunos de los dramas que muchas personas viven y que no tienen otra opción que recurrir a las organizaciones sin ánimo de lucro para poder salir adelante. En muchos casos, estas mismas personas presentan signos de depresión, ansiedad e incluso pensamientos de suicidio. Desde el Centro de Ayuda Cristiano se pretende, además de paliar el hambre, ofrecer ayuda espiritual a quien lo solicite.
Muchos beneficiarios agradecen encarecidamente la ayuda prestada, como Gladis, una joven a la que el covid le ha dejado sin empleo y sin sustento. “Me encuentro en una situación muy difícil, por eso valoro muchísimo lo que el Centro de Ayuda Cristiano está haciendo por mí y por muchas personas que se encuentran necesitadas. Lo agradezco de todo corazón”, asegura.
Los alimentos que el Centro de Ayuda Cristiano distribuye proceden de la Cruz Roja, operaciones kilo en varios supermercados y algunas empresas privadas que, tras valorar positivamente la labor que se realiza, han escogido al centro para contribuir con la causa. “Vamos a seguir con nuestro trabajo, y ahora más que nunca, porque, además de las distribuciones programadas para los próximos meses, también estamos preparando la entrega especial de navidad, con la que queremos a alcanzar, como mínimo, a 430 familias”, asegura el pastor Fabio.