Factor primordial en la relación y en la aprobación por parte de Dios es que Sus hijos tengan un buen conocimiento de Su Palabra. A fin de cuentas, fue Él mismo quien determinó que fuese escrito:
“Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino.” Salmos 119:105
Y también advierte:
“Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; puesto que olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos” Oseas 4:6.
La Salvación que una persona recibe a través de la obra que el Señor Jesucristo ha consumado en la cruz del Calvario es algo tan maravilloso y contagioso que la persona realmente convertida pasa a sentir un enorme deseo de compartir aquella gracia recibida con las personas que la rodean, con los perdidos que estuvieran a su alcance. Este es el factor real del crecimiento del Reino de Dios: la divulgación directa del mensaje de la Salvación. De la misma forma que tenemos que esforzamos para vencer en la vida y disfrutar de los resultados de nuestro trabajo, tenemos también que esforzarnos, y aún más intensamente, para vencer en el mundo espiritual, luchando contra el enemigo al lado de Dios, ampliando las fronteras de Su Reino, para poder disfrutar de los beneficios que nos brinda nuestro trabajo por Él. Vea lo que El Señor nos dice en su Palabra al respecto de eso:
“Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.” Mateo 11:12
Por todo esto y mucho más, nunca está de más recordar que buscar almas significa estar metiéndose con las fuerzas malignas que buscar almas significa estar metiéndose con las fuerzas malignas que desean mantener el dominio sobre el incrédulo, el oprimido. La lucha trabada cuando se evangeliza a alguien no está en el campo material, sino en el espiritual, pues estará lidiando directamente con los espíritus dominadores de este mundo tenebroso, al respecto de los cuales el Señor nos advierte diversas veces a lo largo de Su Palabra. El buen conocimiento de la Palabra de Dios es, en verdad, la mayor arma que disponemos para vencer esa lucha, que sería desigual, si no estuviera el revestimiento del Señor sobre nuestras vidas. No hay arma mejor, ni más eficaz que la Palabra del Señor:
“La Palabra de Dios es viva, eficaz y más cortante que toda espada de dos filos: penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.” Hebreos 4:12
En las Sagradas Escrituras, encontramos otro párrafo muy importante en este sentido, en el cual el apóstol Pablo da la «receta» de cómo armarse adecuadamente para enfrentar al enemigo, en Efesios 6:10-18. En este texto, se dice literalmente que la Palabra de Dios ocupa el lugar de una espada en confrontación con las huestes del mal, siendo, de todo el aparato citado, ¡la única arma de ataque! No es coincidencia que el propio Señor Jesús se valiera de la Palabra para rebatir la tentación por Él sufrida en el desierto luego del ayuno que hizo al iniciar Su ministerio. Es interesante notar que el mal, sabiendo del gran conocimiento que Jesús tenía de la Palabra, quiso tentarlo exactamente a través de la Palabra, esto nos sirve de permanente alerta, pues el enemigo puede intentar hacer muchas cosas, hasta aún utilizando partes de la Palabra de Dios, que, mal interpretados, pueden generar confusiones y pecados contra Dios. Lea el párrafo que se encuentra en Mateo 4:1-11: entienda que allí Jesús, conociendo bien la Palabra, no dejó de repetir: «Está escrito», citando siempre después lo que decía la Palabra en respuesta a la tentación del diablo.