Todos en algún momento de nuestra vida nos hemos sentido tristes, frustrados o perdidos. ¡Es normal! Constantemente nos enfrentamos a situaciones nuevas que nos generan incertidumbre y miedo. El problema es cuando esta sensación de vacío se prolonga en el tiempo y acabamos siendo víctimas de una depresión.
En España es, actualmente, una de las patologías más frecuentes. Se estima que nuestro país es el cuarto, de toda la Unión Europea, con más casos de depresión. En concreto, la sufren más de 2 millones de españoles, según la Organización Mundial de la Salud.
El obispo Paulo Roberto, consciente de esta realidad, oró en la reunión del pasado domingo por todas estas personas, para que recuperen la vida plena que tenían en el pasado y se liberen de todos los miedos, de la inseguridad y de los pensamientos negativos en general: “Ven Espíritu Santo. Fluye en el interior de cada uno. Haz el milagro más importante que es la transformación, la nueva vida”.
Jesús dijo: “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que viene a mí, de ningún modo lo echaré fuera”. ¿Qué quiere decir? Esto significa que uno busca a Jesús cuando el Padre le envía. “Las personas que estáis aquí, hoy, en esta reunión habéis venido porque Dios ha visto vuestro sufrimiento, vuestro dolor y os ha traído”, señaló el obispo.
En ocasiones pensamos que nuestra amargura es fruto del abandono de Dios, pero no es así. Él dio la vida en la cruz para salvarnos y no quiere que suframos. No obstante, es necesario que manifestemos la fe en Él.
No debemos confundirnos. La fe no consiste en ir a la iglesia, tener una religión o escuchar la Palabra. Hay que ponerla en práctica.
A veces no nos falta de nada: tenemos un matrimonio feliz, un buen trabajo y una estabilidad económica, pero nos sentimos vacíos. ¿Por qué? “Porque las puertas del infierno están prevaleciendo sobre nuestras vidas, hay un mal espiritual”, afirmó el obispo Paulo. Solo se puede resolver este problema teniendo un encuentro con Dios, entregando tu vida a Jesús, asumiendo la fe en sus palabras y en sus promesas.
De esta manera el mal no podrá influir en tu vida. No significa que vayas a estar exento de problemas, pero sí que, si fundamentas tu vida en la Palabra de Jesús, vencerás en todas las luchas.
A este respecto el obispo apostilló que “el mejor ejemplo de todo esto son vuestros testimonios de superación. Algunos de los que estáis aquí eráis adictos, otros estabais en la prostitución, otros no salían de casa por culpa de la ansiedad… ahora la situación es completamente distinta. Conocisteis a Jesús, fuisteis liberados, recibisteis paz y vuestra vida cambió. Este es el camino de la transformación”.