Logo/Centro de Ayuda Crisitiano

Espíritu Santo, la pieza que faltaba

Cuando llegó a la adolescencia Rebeca se enfrentó a emociones tan desconocidas como dolorosas. Deseaba encajar, pero la inseguridad y, supuestamente, unos kilos de más, le hacían sentirse mal consigo misma.

“Me sentía vacía, nada me llenaba, me odiaba a mí misma y no conseguía superar la tremenda tristeza que me invadía. Todo eso desembocó en una depresión y posteriormente también en anorexia», afirma

Dejó de comer porque se veía gorda, no se valoraba y perdió las ganas de vivir. «Siempre me gustó comer, pero de repente cambié. Hacía ejercicio que mi cuerpo no aguantaba, pero lo hacía, me esforzaba y terminaba destrozada».

Empezó a automutilarse en un intento de dejar de sentir aquel dolor interno, que se había vuelto insoportable. Su madre Renata corrobora lo dura que fue esta estapa, «su carácter cambió, se volvió muy callada, introvertida, no quería hacer nada… Me sentía impotente, pero empecé a lucha por ella en el Centro de Ayuda Cristiano», recuerda.

El Espíritu Santo sanó su interior

«Me dí cuenta de que necesitaba ayuda y empecé a ir al Centro de Ayuda Cristiano con mis padres. Seguí los consejos que me dieron y comprobé qu elo que no fui capaz de resolver en 3 años y medio, lo conseguí en 4 meses. Entendí que la raíz de mi dolor no era algo físico, sino la ausencia del Espíritu Santo en mi corazón. Lo busqué con todas mis fuerzas, me entregué, y desde que recibí el Espíritu Santo, mi alegría es permanente,» finaliza sonriente.

Comparte:

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on whatsapp
WhatsApp
Share on telegram
Telegram

46.936 MOTIVOS PARA VIVIR

El índice de suicidios en todas las franjas de edad ha ido en aumento y las autolesiones se han multiplicado en los últimos años. Entre

Leer »

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *