Nuestra experiencia nos lleva a creer que una de las actitudes fundamentales para la liberación de una persona está en desligarse totalmente de compañías que no profesan la misma fe. De ahí la verdad del refrán “Dime con quién andas y te diré quién eres”.
Hemos visto casos de personas que empezaron muy bien su carrera de la fe, pero que al ser influenciadas por las malas compañías, acabaron desviándose de la comunión con Dios.
Debes procurar amistades que tengan tu misma fe y evitar las conversaciones que no edifican, así como conversaciones y contactos que puedan debilitar tu salvación.