«Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas. Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. Y Él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?» Marcos 4:36-38

Un domingo para sanar las heridas del alma
Las heridas que más duelen y que más hacen sufrir a las personas son las que se producen en el alma. No son físicas. No