HE AQUÍ EL MEJOR AUXILIO

“No confiéis en los príncipes, ni en hijo del nombre, porque no hay en él salvación. Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; en ese mismo día perecen sus pensamientos. Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en el SEÑOR, su Dios, el cual hizo los cielos y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay; que guarda verdad para siempre, que hace justicia a los agraviados, que da pan a los hambrientos”.

(Salmos 146:3-7)

Entre confiar en hombres, por más importantes que sean, y confiar en Dios, no lo pienses dos veces: confía en Dios. En Él, no solo encontramos la protección y la solución para nuestros
problemas. En Él encontramos la salvación de nuestra alma. Él es el creador de todas las cosas, capaz de hacer todo lo que necesitas y mucho más, aquello que ni siquiera lograrías imaginar.

“El SEÑOR liberta a los cautivos; el SEÑOR abre los ojos a los ciegos; el SEÑOR levanta a los caídos; el SEÑOR ama a los justos. El SEÑOR guarda a los extranjeros; al huérfano y a la viuda
sostiene, y el camino de los impíos trastorna”. (Salmos 146:7-9)

La fidelidad de Dios no tiene fecha de vencimiento. Él es fiel a los que Le son fieles. Ama a los justos, porque Él es justo. En Él encuentras la verdadera seguridad. No hay seguridad lejos de
la dependencia de Dios. No hay protección lejos de Sus brazos. No hay libertad lejos de Su voz. No hay visión lejos de Su Palabra. Ten al Dios de Jacob como auxilio y coloca tu esperanza en el
Señor que creó todas las cosas y que mantiene para siempre Su fidelidad. No hay nada imposible para Él.

Es mucho más seguro confiar en Alguien que es Fiel, Justo y que vive para siempre.

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«HICE DE LA BANDA MI FAMILIA, PERO NO ME SENTÍA FELIZ»

La decadencia de Abel empezó como la de cualquier otro joven pandillero que no encuentra en su propio hogar un referente ni un espacio donde ser amado. Fue este vacío el que le condujo a buscar fuera de casa la sensación de pertenencia a una familia, aunque fuera a costa de vender su propia alma. Ahora, fuera del mundo de la delincuencia y tras superar todos sus conflictos y carencias, es un joven feliz, con sueños y proyectos, que además disfruta de una familia reconstruida.

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«Mi corazón está sanado, ¡y gratis!»

Carol desde su niñez sufrió abusos y se sentía vacía. A lo largo de su vida, buscó la felicidad pero no lograba encontrarla, lo que la llevó a ser agresiva, sufrir ataques de ansiedad y hasta incluso realizar acciones extremas, como pagar 1000€ por un curso para «sanar su corazón», sin obtener resultados.

En el video podrás conocer la historia completa de Carol y como consiguió sanar su corazón ¡sin pagar nada!

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