Para poder detener el crecimiento de las bandas debemos averiguar, primero, cuáles son los factores que conducen a los chavales a adoptar ese estilo de vida. Tras años de una labor social intensa enfocada en la reinserción de pandilleros, podemos observar que hay patrones que se repiten en la historia personal de cada uno de ellos.
El origen está en la familia
La importancia de la familia en cuanto al normal desarrollo de los niños y jóvenes, está fuera de toda duda. Entre los miembros de bandas callejeras se puede ver: Falta de supervisión o control de los padres, maltrato físico o psicológico, conflictos familiares (separaciones, padre ausente), malos ejemplos (alcoholismo, ludopatía, prostitución) o falta de comunicación. “Aunque intervienen una gran variedad de factores personales tales como la búsqueda de identidad, atención y afecto; cabe destacar que la base la encontramos a nivel familiar donde, la falta de una estructura familiar estable, conlleva a una ruptura de los vínculos familiares, ausencia de normas y límites claros, incoherencia a la hora de establecer pautas educativas, falta de control por parte de los padres/ madres… Todo ello se convierte en un caldo de cultivo para que los adolescentes y jóvenes se unan a este tipo de bandas”, afirma Maribel Salvo, Lcda. en psicología y criminología y experta en intervención con menores en riesgo y conflicto.
¡Es posible restaurar un hogar roto!
Todos los domingos a las 10 de la mañana, en el Centro de Ayuda Cristiano, se realiza la oración por la familia para
que el Espíritu Santo pueda restaurar la paz y la felicidad en el hogar. A través de esta reunión, muchos padres han podido rescatar a sus hijos de la delincuencia y las drogas pudiendo reconducir sus vidas como ciudadanos de bien. Únete a esta oración. No permitas que tu familia se destruya.