Para la internet y tecnología avanzada de nuestros días siempre habrá pros y contras. Es claro que ahora podemos realizar ciertas cosas con calidad y mayor rapidez. Las redes sociales y videollamadas nos permiten estar cerca de los que amamos.
Pero, al mismo tiempo que nos acercan, también nos alejan de quienes están a nuestro lado.
Un claro ejemplo son los adultos que incluyen el mundo digital como parte de su vida. Razón por la cual priorizan el tiempo en internet y redes sociales. El problema es mayor cuando hay hijos de por medio, pues ellos crecen viendo a sus padres sumergidos en la tecnología.
Dicha situación hace que se presenten limitaciones de apego, atención y cariño. «Pues aunque los padres están presentes físicamente, existe una ausencia de concentración e involucramiento. Algunos adultos, por ejemplo, cuando están frente a la computadora o el smartphone, le hacen saber a los niños que están ocupados y es de este modo que los niños asocian que no deben interrumpir.», informa la revista digital de la Universidad de Colima.
«Además, desde pequeños, los niños entienden que los padres están ocupados cuando están usando su teléfono, entonces pierden las ganas de hablar con ellos.», detalla Alejandra Corona, investigadora, consejera y especialista en inteligencia emocional.
Los niños en esta situación son llamados por la experta como huérfanos digitales.
La atención total a la tecnología no solo interfiere en los procesos de socialización familiar. Pues, con el fin de controlar a sus hijos, los padres les proporcionan a los niños dispositivos móviles para que su atención se desvíe.
Si bien puede ser provechoso para el padre o la madre, en realidad, dicha actitud expone al niño a una serie de peligros. Uno de los más conocidos es que entre en contacto con ciberdelincuentes o acceda a contenido para adultos. Y, lo peor, como ya se dijo, es que no se construyen lazos familiares.
La Universidad de Colima sugiere que los padres necesitan regular el tiempo con los dispositivos. «Las tecnologías no son algo positivo o negativo en sí mismas, dependen de la carga sociocultural que le otorgamos.», finalizó.