El obispo Paulo Roberto, en la primera reunión del Santo Culto del año, quiso dar la clave del éxito a todos los que quieren cambiar de vida. En la cita, el obispo hizo hincapié en que, este cambio, no depende de la suerte ni de terceros, sino de la decisión personal de obedecer la Palabra de Dios. Además, añadió algo muy importante: el único que puede impedir su victoria es uno mismo.
En primer lugar, para que nuestra vida cambie, no podemos vivir presos al pasado, ni a los ciertos, ni a los aciertos, ni a los fracasos. Tenemos que vivir por la fe en la Palabra de Dios, y esto nos lleva a mirar siempre hacia adelante.
Dios nos dio Su Palabra como una guía. Como un Manual de Vida. Si nos aferramos a ella con todas nuestras fuerzas, venceremos todos los desafíos y seremos felices. Sin embargo, no todo será de color de rosa. Es importante que cuando pasemos por problemas o por alguna pérdida, no demos lugar a los sentimientos ni a las dudas. Debemos seguir firmes confiando en la Palabra de Dios.
Cuando Moisés falleció, Josué se sintió triste y desorientado. El que había sido un gran líder y libertador del pueblo de Israel, ya no volvería. El dolor de la pérdida era inmenso y Josué se había quedado postrado, paralizado. Sin embargo, Dios le habló diciendo: «Josué, mi siervo Moisés ha muerto. Ahora levántate y pasa este Jordán tú y todo este pueblo a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. Todo lugar que pisare la planta de vuestro pie será de vuestra posesión. Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida, como estuve con Moisés estaré contigo. No te dejaré ni te desampararé. Sé fuerte y valiente» (Josué 1:2-6)
Dios le dio una palabra, la promesa de que Él estaría siempre con él. Por el camino Josué se toparía con muchos enemigos, pero Dios le daría la victoria.
«Dios no le ha dado esta Palabra solo a Josué, sino también a cada uno de nosotros. No necesitamos vivir preocupados, ansiosos o afanados. Si somos con Dios, Él será con nosotros. Pasaremos por problemas, pero las venceremos. Lo que no podemos es desanimarnos o abatirnos delante de ellos. Tenemos que guardar nuestra fe en todo momento, porque la fe es lo que nos salva, lo que nos conecta con Dios. Para eso necesitamos llenar nuestros pensamientos con la Palabra de Dios y rechazar todas las dudas», hablaba el obispo.
Dios le dijo también: «Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas» (Josué 1:7).
Se trata de hacer, no de conocer. De practicar, no de tener información. El conocimiento bíblico no sirve de nada si no lo acompañamos de obediencia. La fe sin obras es muerta, por eso hay tanta gente religiosa sufriendo en este mundo, porque creen de manera teórica pero no practica la Palabra de Dios.
Si usted quiere ser prosperado en todo lo que emprenda, no puede desviarse de la Palabra de Dios, ni a diestra ni a siniestra. Si decide obedecer la Palabra de Dios, no solo tendrá un buen año, sino que tendrá una vida feliz. El único que tiene el poder de decidir esto es usted.