Un hombre murió repentinamente.
Cuando se dio cuenta de que había fallecido, vio que se acercaba Dios, y que llevaba consigo una maleta.
Dios le dijo:
—Hijo es hora de irnos.
El hombre asombrado contestó:
—¿Tan pronto? Pero… ¡No puede ser! ¡Aún tenía muchos planes!
— Lo siento mucho, pero ha llegado el momento de tu partida.
—¿Qué traes en esa maleta?— Preguntó el hombre.
—Tus pertenencias—, le respondió Dios.
– ¿Mis pertenencias? ¿Traes todas mis cosas? ¿Mi ropa y mi dinero?
Dios le respondió:
—Eso nunca te perteneció, eran de la tierra.
—¿Traes mis recuerdos?
— Esos nunca te pertenecieron, eran del tiempo.
—¿Traes mis talentos?
—Esos tampoco te pertenecieron, eran de las circunstancias.
—¿Traes a mis familiares y amigos?
—Lo siento, ellos nunca te pertenecieron, eran del camino.
—¿Traes a mi mujer y a mis hijos?
—Ellos nunca te pertenecieron, eran de tu corazón.
—Entonces, ¿traes mi cuerpo?
—No, jamás te perteneció, era polvo de la tierra.
Entonces; el hombre lleno de miedo le arrebató a Dios la maleta, y al abrirla, se dio cuenta de que estaba vacía. Con lagrimas de tristeza brotando de sus ojos el hombre dijo:
—O sea, ¿nunca tuve nada?
—Así es. NO TIENES NADA.
“Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente un vapor que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.”
(Santiago 4:14).
En realidad, lo único que el hombre posee es su propia alma y la salvación de esta dependerá de la decisión que tomemos en vida. Busca a Dios mientras pueda ser hallado, pues nadie sabe la hora de su partida. Este domingo, en todos los Centro de Ayuda Cristiano a las 10hs podrás derramar tu alma a los pies del Señor Jesús y recibir lo más precioso: la SALVACIÓN. “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” (Mateo 16:26).