Un estudio demuestra que se distraen con mucha facilidad
Los niños que pasan mucho tiempo manipulando pantallas táctiles presentan grandes dificultades para permanecer concentrados. Esta fue la conclusión de un estudio llevado a cabo por el Centre for Brain and Cognitive Development (Centro para el Desarrollo Cerebral y Cognitivo) de Londres.
Para realizar la investigación, la Universidad monitoreó a 40 bebés durante dos años y medio, siendo las primeras consultas a los 12 meses de edad y las últimas a los tres años y medio.
El objetivo era analizar el comportamiento y el desarrollo cognitivo de los bebés. El autor del estudio, el profesor Tim Smith, explica: “Los primeros años de vida son esenciales para que los niños aprendan a controlar su atención e ignorar la distracción, habilidades precoces que juegan un papel importantísimo en el desempeño académico posterior”.
Según la investigación, cuanto mayor sea la exposición a pantallas táctiles, por ejemplo: en juegos o pasando al próximo video), más propensos serán a distraerse con objetos que surgen fuera de su punto de atención. Además, los niños que utilizan mucho este tipo de pantallas tienen mayores dificultades para prestar atención a cualquier otra cosa. “Ha habido una creciente preocupación de que el uso de las pantallas táctiles puede impactar negativamente en el desarrollo de la atención en niños pequeños, pero antes ya había evidencias empíricas que apoyaban esta afirmación”, relata Smith.
Según el investigador, en 2013, solo el 28% de los niños en esta franja de edad tenía acceso a alguna pantalla táctil. En 2019 este porcentaje subió al 63%, y es probable que durante la cuarentena el número haya ascendido considerablemente.
Un estudio demuestra que se distraen con mucha facilidad
Los niños que pasan mucho tiempo manipulando pantallas táctiles presentan grandes dificultades para permanecer concentrados. Esta fue la conclusión de un estudio llevado a cabo por el Centre for Brain and Cognitive Development (Centro para el Desarrollo Cerebral y Cognitivo) de Londres.
Para realizar la investigación, la Universidad monitoreó a 40 bebés durante dos años y medio, siendo las primeras consultas a los 12 meses de edad y las últimas a los tres años y medio.
El objetivo era analizar el comportamiento y el desarrollo cognitivo de los bebés. El autor del estudio, el profesor Tim Smith, explica: “Los primeros años de vida son esenciales para que los niños aprendan a controlar su atención e ignorar la distracción, habilidades precoces que juegan un papel importantísimo en el desempeño académico posterior”.
Según la investigación, cuanto mayor sea la exposición a pantallas táctiles, por ejemplo: en juegos o pasando al próximo video), más propensos serán a distraerse con objetos que surgen fuera de su punto de atención. Además, los niños que utilizan mucho este tipo de pantallas tienen mayores dificultades para prestar atención a cualquier otra cosa. “Ha habido una creciente preocupación de que el uso de las pantallas táctiles puede impactar negativamente en el desarrollo de la atención en niños pequeños, pero antes ya había evidencias empíricas que apoyaban esta afirmación”, relata Smith.
Según el investigador, en 2013, solo el 28% de los niños en esta franja de edad tenía acceso a alguna pantalla táctil. En 2019 este porcentaje subió al 63%, y es probable que durante la cuarentena el número haya ascendido considerablemente.
Responsabilidad de los padres
Según las declaraciones de la universidad londinense, cada día más niños tienen acceso a las pantallas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) orienta a los padres que los niños no deben usar pantallas hasta que alcancen, al menos, los dos años de edad. Pero eso no es lo que suele suceder. Cada vez más padres dejan que sus hijos se distraigan viendo videos, jugando e incluso navegando solos en internet. “Hoy en día es muy fácil para cualquier niño acceder a internet. Me quedo sorprendido a veces con la manera en que algunos padres dan absoluta libertad a sus hijos para manipular sus teléfonos, tablets y ordenadores sin ningún tipo de supervisión”, relata el obispo del Centro de Ayuda Cristiano.
Según el obispo, es responsabilidad de los padres, no solo supervisar el contenido al que sus hijos acceden en internet, sino limitar también el tiempo que pasan delante de las pantallas. Eso es porque los padres son los responsables de cuidar la salud y el desarrollo de sus hijos. “Los que somos padres tenemos la responsabilidad de proteger a nuestros hijos de los males de este mundo. No podemos hacer esto las 24 horas del día, es imposible. Pero tenemos que hacer todo lo que esté en nuestras manos. Yo ya tuve que retirarle el móvil a mi hijo adolescente por usarlo indebidamente. Una de las mayores responsabilidades de los padres es la de establecer límites, pues los niños y adolescentes no tienen conciencia de lo que eso significa”, concluyó el obispo.
Según las declaraciones de la universidad londinense, cada día más niños tienen acceso a las pantallas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) orienta a los padres que los niños no deben usar pantallas hasta que alcancen, al menos, los dos años de edad. Pero eso no es lo que suele suceder. Cada vez más padres dejan que sus hijos se distraigan viendo videos, jugando e incluso navegando solos en internet. “Hoy en día es muy fácil para cualquier niño acceder a internet. Me quedo sorprendido a veces con la manera en que algunos padres dan absoluta libertad a sus hijos para manipular sus teléfonos, tablets y ordenadores sin ningún tipo de supervisión”, relata el obispo del Centro de Ayuda Cristiano.
Según el obispo, es responsabilidad de los padres, no solo supervisar el contenido al que sus hijos acceden en internet, sino limitar también el tiempo que pasan delante de las pantallas. Eso es porque los padres son los responsables de cuidar la salud y el desarrollo de sus hijos. “Los que somos padres tenemos la responsabilidad de proteger a nuestros hijos de los males de este mundo. No podemos hacer esto las 24 horas del día, es imposible. Pero tenemos que hacer todo lo que esté en nuestras manos. Yo ya tuve que retirarle el móvil a mi hijo adolescente por usarlo indebidamente. Una de las mayores responsabilidades de los padres es la de establecer límites, pues los niños y adolescentes no tienen conciencia de lo que eso significa”, concluyó el obispo.