El obispo Macedo, en su primera visita misionera a la ciudad condal, realizó oraciones por la sanidad y la liberación, transmitió un mensaje de vida y ministró el bautismo con el Espíritu Santo. Este día quedará marcado en la memoria de muchos catalanes que acudieron al lugar para buscar un cambio de vida definitivo o una respuesta por parte de Dios.
Vacía y rodeada de tinieblas. Así estaba la tierra al principio, hasta que el Espíritu de Dios entró en acción y puso orden y armonía sobre todo aquel caos. “Así está la vida de muchos”, lamentaba el obispo. Y es que la ausencia de la presencia de Dios en el ser humano es lo que le está conduciendo al dolor y al sufrimiento. Sin embargo, Dios quiere poner fin a este dolor y habitar en nuestro interior. “Dios es la luz que da vida, sentido y forma a las vidas vacías”, decía el obispo antes de invitar a todos a buscar el bautismo con el Espíritu Santo.
El cambio de vida se hizo palpable en el semblante y la alegría de aquellos que abrieron sus corazones para dejar que la luz del Espíritu Santo resplandeciese sobre ellos. Sabemos que este ha sido el principio de grandes transformaciones, testimonios y conquistas, pues así como el Espíritu puso orden en la Tierra, también pondrá orden en la vida de todos aquellos que Lo recibieron.