Una de las mentiras más grandes que se dijeron en este planeta (¡y eso que se han dicho muchas!) es que la «suerte» es un factor decisivo en la vida de alguien. Quien cuente con la suerte, con el factor aleatorio, estará perdido. Si usted quiere tener éxito, tiene que actuar y contar con la fe, no con la suerte. Trabajar, teniendo convicción del resultado que espera, es la manera más eficiente de lograr lo que quiere. Confiar en la suerte o tenerle miedo a la mala suerte solo lo hará perder el control de su destino y entregarlo a la casualidad. Y, debo advertirle desde ahora, la suerte no es una buena compañía para nadie.
Al contrario de los que muchos piensan, confiar en Dios contar con la suerte no excluye el trabajo duro. Dios nunca prometió bendecir a los perezosos. Al contrario, él dejó claro que la pereza conduce a la pobreza y que bendeciría el trabajo de nuestras manos. es decir, hay que trabajar, hay que esforzarse. La diferencia es que hay una garantía de que el esfuerzo dará resultados.
Otro mito que enreda a muchos empresarios es la idea de que las cosas deben hacerse con perfección. Creyendo eso, muchos se quedan paralizados y no hacen nada porque piensan que si no lo hacen perfecto, es mejor no hacerlo. En realidad, lo más importante es hacer. Actuar. Haga lo mejor que pueda, sí, pero lo mejor que usted logra hacer no siempre es lo mejor que usted idealiza. Vaya tras su ideal, pero trabaje con lo real. Permítase hacer algo «imperfecto» y descubrirá que es la única manera de mejorar su trabajo. Si no hace nada, no tendrá nada por mejorar.
No esconda su talento. No entierre lo que sabe que es capaz de multiplicar. Usted multiplicará sus ganancias si sabe cuáles son sus talentos y cómo utilizarlos. Y eso, a pesar de ser gratis, no todo el mundo se lo propone. Es triste, pero muchas personas viven en este planeta durante 70, 80 o 90 años sin descubrir sus talentos y viven con lo que «la vida les trae», contando con la «suerte» y el destino, sin perseguir lo que realmente quieren.
Probablemente, la enseñanza que sus abuelos les transmitieron a sus padres y sus padres le transmitieron a usted con respecto a la vida económica fue: «Estudia mucho, obtén buenas calificaciones en la escuela y cuando crezcas podrás conseguir un buen empleo». Vale la pena considerar una advertencia: si les ha transmitido eso a sus hijos, ¡por favor, deje de hacerlo! Debe educarlos para que tengan una visión más amplia. Sus hijos deben ser educados para ser líderes. Para descubrir y desarrollar sus talentos, así como usted debe hacerlo.
Claro que es importante estudiar, pero el objetivo de la vida de una persona no puede ser obtener un empleo, acomodarse y ser dirigido por los demás para siempre. Si alguien va a tener que ser dirigido por los demás para siempre. Si alguien va a tener que ser un líder, ¿por qué no usted? ¿Por qué no sus hijos? El líder entiende que el estudio no está solamente en la aula, no está únicamente en la educación formal. El estudio está en los libros, en la vida, en las búsquedas; en una mente abierta y en funcionamiento, lista para absorber nuevas ideas y rever sus conceptos.
Usted tiene talento. Y probablemente tiene más de uno. Pero, ¿ya los descubrió? En caso de que los haya descubierto, ¿en qué los usó? ¿Y cuánto invirtió en ellos? Si usted no se arriesga y se queda esperando la perfección, ¿cómo descubrirá su talento? ¿Cómo lo desarrollará?
Descubra su talento y úselo para convertirse en un líder, para ser emprendedor, para ser un propio jefe. Los beneficios y la estabilidad que puede proporcionar un buen trabajo probablemente no serán suficientes para hacerlo rico. Por lo tanto, si ese es su objetivo, empiece a pensar como un líder para convertirse en uno . Inspírese en los líderes y, muy pronto, sus hijos y las personas a su alrededor se inspirarán en usted.
Y si su objetivo no es tener su propio negocio, no hay problema, siga su fe, no hay nada de malo en eso. Pero incluso así, sea un empleado líder. ¡Sea aquel que inspira a los otros! Usted no necesita ser grande para tener grandes pensamientos. Necesita tener grandes pensamientos para tornarse grande.
Salga de su zona de comodidad, use su tiempo libre para pensar en estrategias para ganar dinero y ponga en práctica esas estrategias. Si la primera idea no funciona, pase a la segunda. Si esto también dalla, pase a la tercera. Lo único que no puede hacer es rendirse. ¡Un líder es determinado y no acepta un «no» como respuesta!
Así, usted toma las riendas de su propio destino y, con la dirección dad por Dios, será capaz de elegir los mejores caminos. No depende más de la suerte, del destino o de los acontecimientos naturales. Depende solo de su fe, de su certeza, de su trabajo y de su confianza. Entonces sí, está en condiciones de tener éxito en cualquier área en la que se disponga a trabajar.