No dé excusas

No dé excusas

Si realmente quiere tener éxito, olvídese de la manía de buscar excusas y justificaciones por no haber hecho algo. Me gusta la forma humorística con la que Renato Cardoso describió esa manía en su blog, en el artículo «Excusitis aguda: síntomas y cura»: «La excusitis aguda se caracteriza por frecuentes justificaciones del paciente acerca de por qué algo no salió y no saldrá bien. Otros síntomas incluyen negatividad, dificultad para aceptar nuevos retos, un sentido de impotencia y `quejiditis´ (que puede derivar en la Enfermedad de los Molestos)».

Para saber si usted sufre de este mal, manténgase atento a sus palabras y a sus pensamientos. Las personas acostumbradas a quejarse y con complejo de víctima son muy atacadas por esta enfermedad contagiosa. A pesar de que no siempre quien sufre de excusitis se queja de la vida, el problema de la excusitis es muy semejante al de la queja: es una actitud inútil que solo perjudica, aprisiona y paraliza. La persona que siempre tiene una excusa o una justificación nunca asume la responsabilidad, nunca admite errores y, en consecuencia, no crece.

Siempre tiene una razón para haber hecho lo que hizo. Siempre tiene una razón para no haber hecho lo que debería. Siempre hay otra persona a quien puede culpar. Así, la persona seguirá paralizada, porque lo que no hace seguir adelante es enfrentar la guerra. Enfrentar no es desviarse, es encarar las consecuencias y los desafíos. Es ignorar el miedo, guardarse la vergüenza en el bolsillo y asumir lo que tiene que hacer. Hacer lo que tiene que ser hecho, no lo que se quiere hacer, sin inventar excusas.

La persona exitosa no espera que otros hagan lo que ella debe hacer. Siempre está un paso al frente ya que no tiene miedo de asumir responsabilidades. Es valiente, no se desanima, no malgasta su energía tratando de defenderse. Simplemente hace lo correcto y sabe que sus propias actitudes testimoniarán a su favor. No sus palabras.

Es fácil encontrar excusas, tanto para hacer algo que está mal como para no actuar. Las personas hace eso porque tienen miedo de asumir la responsabilidad de sus propias vidas. Entonces inventan que la vida es así, que no pueden hacer esto o aquello porque no fueron a la universidad, porque tienen la edad inadecuada, la formación inadecuada o una trayectoria inadecuada, o porque no tienen suerte o por mil motivos.

A veces suceden cosas en nuestras vidas que no está bajo nuestro control. Crecí en una familia económicamente estable, mi padre era próspero. Pero cuando mis padres se separaron, me fui a vivir con mi madre y mi hermano. Nuestro nivel de vida bajó mucho y caímos en la miseria, Yo era un niño, podría haber culpado a la situación y conformarme con eso, pero nunca acepté la miseria. Pedía dinero en la calle para no quedarme sin nada, no podía aceptar no tener nada. al acercarme a la adolescencia, empecé a trabaja con un pintor. Fui muy humillado en ese lugar, así que decidí que no iba a trabajar para otros, sino que montaría mi propio negocio.

Tenía casi 14 años y, obviamente, no tenía estudios universitarios, pero ya quería tomar las riendas de mi futuro. Podría haber dado todas las excusas posibles, pero solo tenía dos opciones: o decidía mi vida en ese momento o me quedaría en el mismo lugar y comenzaría a retroceder. Y si usted se queda en el mismo lugar, querido amigo, la culpa es totalmente suya. No le eche la culpa a nadie más. Si quiere tener éxito y ser alguien en la vida, aprenda a asumir sus responsabilidades. Téngales alergia a las excusas. Téngales horror a las excusas.

No le eche la culpa al gobierno, a la situación , a la crisis, a su pasado, a su historia personal, ¡a nada! Entonces su cuota de responsabilidad y lidie solo con ella. Si alguien más tiene responsabilidad sobre la situación no es su problema. Si aprende a lidiar con lo que puede hacer, se sorprenderá con la transformación que verá en su vida. Haga lo que tiene que hacer. ¡Empiece a actuar! Un paso a la vez. Esté atento a las oportunidades que surgen en cada dificultad.

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«HICE DE LA BANDA MI FAMILIA, PERO NO ME SENTÍA FELIZ»

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«Mi corazón está sanado, ¡y gratis!»

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