No pierdas la fe, ¡para Dios no hay casos perdidos!

“Sé que muchos de vosotros estáis viviendo momentos difíciles, pero debes saber que no naciste para sufrir, naciste para vencer, conquistar y glorificar a Dios”, con esta afirmación empezaba la reunión el pasado domingo el obispo Paulo Roberto.

La Palabra de Dios es un manual de vida. “El que habita al abrigo de Dios, para siempre seguro estará” (Salmos 91). ¿Qué significa? Quiere decir que nuestra seguridad está en nuestra fidelidad a Dios. Cuando vivimos una fe practica, estamos seguros, no tenemos que temer a nada ni a nadie porque ningún mal prevalecerá sobre nuestras vidas.

Eso es lo que le sucedió al pueblo de Israel. Éste había sido elegido por Dios, pero cuando el antiguo gobernador, José, murió; los habitantes comenzaron a descuidar la vida espiritual. El pueblo se decantó por el pecado, la idolatría, etcétera, y el rey de Egipto empezó a esclavizar la gente. Estuvieron así durante 400 años.

La Santa Cena comenzó en Egipto cuando Moisés, enviado por Dios, habló con el pueblo y les dijo que sacrificaran el mejor cordero que pudieran tener, comieran la carne y la sangre la pasaran por las puertas de sus casas. De esa forma evitarían que el ángel de la muerte entrara allí y matara a sus primogénitos. El pueblo, desesperado por tantos años de sufrimiento que parecían no tener fin, salieron de Egipto hacia la tierra que Dios les había prometido. Tenían un desierto por delante. En el desierto había muchos enemigos.

Faraón se arrepintió de haberles dejado salir de Egipto y mandó a todo su ejército tras ellos para matarlos o esclavizarlos de nuevo, pero Dios no les abandonó. “Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche” (Éxodo 13:21). Es decir, Dios estaba siempre guiando al pueblo y, por ello, no tenían nada que temer ni dudar.

Faraón sabía los hebreos tenían delante el Mar Rojo y detrás el ejército de los egipcios. Humanamente no tenían salida. El pueblo de Israel cuando vio aquella situación se reveló contra Moisés y contra Dios. Comenzaron a blasfemar. Era un pueblo que tenia fe solo cuando todo salía bien.

Moisés extendió su vara, el mar se abrió y ellos pasaron sin problema. Cuando los egipcios lo vieron ellos también entraron en el mar. Moisés extendió de nuevo su vara y el mar se cerró sobre el ejército de los egipcios. Todos los enemigos de Israel murieron ahogados en el mar.

Eso es lo que ocurrirá contigo, Dios va a abrir el mar de problemas de tu vida. Si eres una persona fuerte, valiente y actúas con fe podrás vencer cualquier problema.

“Quizá fuiste desahuciado por los médicos, perdiste el trabajo, tu familia, tu pareja, te sientes cansado, sin fuerzas o deprimido. ¡No puedes perder la fe porque para Dios no hay casos perdidos! Para todo en la vida hay solución. Fe es mirar hacia adelante. No es mirar a las circunstancias. Fe es certeza de lo que se espera y convicción de lo que no se ve”, señaló el obispo Paulo Roberto.

Jesús dio su vida en la cruz, resucitó e intercede por nosotros. No obstante, aunque Él se haya sacrificado, seguiremos teniendo problemas, obstáculos y desiertos.  Nunca podemos dejarnos influir por las circunstancias y por los problemas de la vida.

Satanás siempre intentará que dudemos. Siempre estaremos entre la voz de Dios y la voz del diablo, pero nos corresponde a nosotros escoger qué voz vamos a seguir.

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