Para ser feliz en el amor hay que acudir al que verdaderamente sabe del tema, que es Dios. Ya que la mayor historia de Amor es la protagonizada por Él. Desde que Dios creó al hombre, siempre ha querido estar cerca del ser humano, pero él, por culpa del pecado y la rebeldía, se ha alejado de Dios una y otra vez.
Aun así, por amor, Dios ha enviado Su Espíritu Santo para que habite en nuestro interior y nunca nos apartemos de Él. Podríamos decir que es el pegamento que nos une a Dios, pero también tiene un papel fundamental en la vida sentimental. En una de las últimas reuniones, el obispo Joaquim y su esposa Tania explicaron que muchos matrimonios intentan ser felices sin el Espíritu Santo y que por eso fracasan. Insistieron en que es necesario aprender a convivir con Dios primero, que es perfecto, para luego aprender a convivir con otra persona llena de defectos.
Cuando Él está en primer lugar, la persona practica el bien en su hogar, derribando todos los males que intentan destruir y dividir su relación. “El Espíritu Santo enseña a amar, a tolerar, a comprender y a tener paciencia con el cónyuge”, insistía doña Tânia.
Para los solteros, el mensaje ha sido parecido: priorizar el Espíritu Santo, pues, como ha dicho el obispo, “más importante que tener a una persona a su lado es tener a Dios dentro de usted. Y si lo tiene dentro de usted, Él pondrá a la persona correcta en su camino, pues no es bueno que el hombre esté solo”.
La mayor transformación en su vida sentimental sucederá cuando el Espíritu Santo tenga la llave de tu corazón y sea el habitante permanente, por eso, invierta en Él:
“Jesús respondió, y le dijo: Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos con él morada” Juan 14:23
