El Santo Culto del pasado domingo, dió inicio con una oración de fortalecimiento, donde los presentes oraron a su vez por sus familias comprendiendo la importancia de luchar y perseverar por ellos.
Seguidamente del testimonio de Patricia y su esposo. Ella comentó que al crecer en una familia desestructurada, se lanzó en busca de la felicidad conociendo a su esposo el cual tenía vicios, sumado a esto, problemas de salud y una familia inestable y destruida.
Un día ella tuvo la oportunidad de conocer el trabajo del Centro de Ayuda Cristiano y comenzó a perseverar en los propósitos de Fe y oración. Decidió entregar su vieja vida por una nueva. Patricia y su esposo son muy felices hoy.
En la biblia encontramos la historia de Marta, el cual su hermano había muerto y ella en su desesperación pensó que si Jesús hubiera estado allí antes, su hermano no hubiera muerto. Jesús le responde a Marta con la siguiente palabra:
“Jesús le dijo: yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá. Y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás.» Juan 11: 25-26. ¿Crees esto?
Muchos delante de una dificultad piensan que ya todo está perdido. Pero que por más difícil que sea una situación, si la persona cree que Jesús es la vida y se entrega de verdad. Él resucitará esa vieja vida y le entregará una totalmente nueva y transformada.
Para finalizar se enseño la importancia de la oración del Padre nuestro, llevando a las personas a comprender mejor su significado.
En Mateo 6:9 dice: «Vosotros pues orad de esta manera; Padre nuestro que estas en los cielos, santificado sea tu nombre»
Los presentes comprendieron que santificar el nombre de Dios no es vivir una vida de fanatismo sino cuando tenemos una vida de sinceridad, de honestidad, de verdad, y de justicia agrandando a Dios con nuestras vidas.
