En el primer Santo Culto de septiembre, el obispo Joaquim y los pastores oraron por los gigantes que el pueblo está enfrentando, habiendo sido este, el segundo de los Cinco domingos de la Caída de Goliat. Se consagraron a los diezmistas y se bendijo el pan y el agua para compartir con los familiares. Los asistentes también pudieron escuchar la maravillosa historia de superación de Estela, que tras años de depresión y de alcoholismo, conoció la verdadera felicidad. Un domingo muy bendecido que tuvo como colofón un mensaje de fe para todos aquellos que quieren vencer, no uno, sino todos los gigantes de la vida.
Cuando el gigante Goliat entró en escena, provocó dos reacciones diferentes en el bando de Israel. Por una parte, el ejército entero, incluyendo al rey Saúl, tuvieron miedo e intentaron huir de lo que para ellos era un gigante invencible. Por otra parte, David, un joven pastor de ovejas, se indignó ante la arrogancia de Goliat, y corrió hacia él para derribarlo con una piedra.
Fe natural vs. Fe sobrenatural
En esta historia vemos reflejadas dos tipos de fe, la natural, tipificada por el ejército israelí, y la sobrenatural, que llevó a David a enfrentar al gigante. “¿Su fe es natural o sobre natural?” preguntaba el obispo invitando a los presentes a reflexionar.
Todo el mundo cree, pero cuando vienen los problemas cada uno muestra que el tipo de fe que tiene. David tenía la fe sobrenatural, la que nos hace enfrentar los problemas, porque su interior estaba lleno de la presencia de Dios.
De igual modo, si usted quiere tener la fe sobrenatural, necesita tener el Espíritu Santo. Y para ello, Dios debe ser el primero en su vida. Aproveche este Ayuno de Daniel para tener su encuentro con Dios, y no habrá gigante que se le resista.