Santo Culto: ¿Usted es trigo o cizaña?

Si ve el trigo y la cizaña junta en el mismo campo, es posible que no observe ninguna diferencia, pues son casi iguales. La única manera de diferenciarlos es en la época de la siega: el trigo se inclina levemente por el peso de sus frutos. En cambio, la cizaña sigue erguida, como enseñoreándose. El Señor Jesús explicó en una parábola que los cristianos pueden ser trigo o cizaña. ¿Cuál de estas plantas eres tú? Lee el mensaje del obispo y no te dejes engañar.

El obispo Joaquim explicaba a las personas reunidas en Atocha el pasado domingo, que el Señor Jesús es el sembrador, Quien siembra en nosotros la buena semilla, que es la Palabra. Sin embargo, el diablo también siembra sus semillas, que son palabras de duda y malicia.

“Todos estamos sujetos a que el mal venga a sembrar su semilla (la duda) en nuestro corazón para que no vengamos a dar fruto. El secreto es hacer como el trigo y curvarnos, es decir, inclinarnos a la Palabra de Dios. Ser humildes y reconocer que no podemos solos”, explicaba el obispo. “Dios quiere que usted florezca, pero para ello usted tiene que ser humilde delante de Dios.”

Tenga en cuenta esto para que el diablo no le saque de la presencia de Dios, pues él nunca va a desistir de intentarlo. “Si usted es trigo y busca el Espíritu Santo, Él le guiará a toda verdad”, concluía el obispo antes de buscar la presencia de Dios con todo el pueblo.

“El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre, y el campo es el mundo; y la buena semilla sonlos hijos del reino, y la cizaña son los hijos del maligno; y el enemigo que la sembró es el diablo, y la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. Por tanto, así como la cizaña se recoge y se quema en el fuego, de la misma manera será en el fin del mundo. El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que son piedra de tropiezoy a los que hacen iniquidad; y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el crujir de dientes.Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos, que oiga.

(Mateo 13:38-43)

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