Si te sientes débil, en desventaja y sin perspectivas en la vida, debes saber que tienes el poder de cambiar esa situación. Inspírate en la siguiente reflexión y observa cómo obtener la capacidad de ser totalmente transformado.
Muchas personas se consideran débiles e incapaces de conquistar lo que desean. Sienten que están siempre en desventaja respecto a los demás y que nunca conseguirán ser como tal y tal persona. Por eso, viven sin tener muchas expectativas. Muchas de ellas, a veces por hacer nacido en condiciones desfavorables sin recursos y sin una buena estructura familiar, abandonan sus sueños. Otras, nutren innumerables frustraciones y justifican sus fracasos por los errores cometidos en el pasado.
El Jacob de la Biblia también se sentía así. Era nieto de Abraham e hijo de Isaac, aún así, era considerado como un chico débil y sin muchas posibilidades. En su infancia, Jacob era un niño casero y algo flaco, que se dedicaba, mayormente, a hacer las tareas de la casa. Vivía a la sombra de su hermano gemelo, Esaú, y se sentía inferior a él.
Por haber nacido primero, a Esaú le pertenecía recibir la bendición del derecho de primogenitura, la herencia más importante que un hijo podía heredar del padre en aquella época, el cual implicaba el compromiso de asumir la autoridad y el liderazgo de la familia, además de constituir una señal de la Alianza de Dios con sus padres.
Físicamente, Esaú también era mejor que Jacob. Él era un excelente cazador y líder nato y, por eso, creció siendo el favorito de su padre. Sin embargo, por causa de su gran capacidad física y personal, despreció el derecho de la primogenitura cuando, en un momento de hambre, se la vendió a Jacob a cambio de un plato de lentejas (Génesis 25:29-34).
Mientras que Esaú despreció la bendición por satisfacer aquel deseo pasajero, Jacob no perdió la oportunidad de conseguirla. Para un chico que se consideraba como inferior, débil y sin futuro, aquella bendición significaba el principio de una nueva vida.
Cuando Esaú se enteró de que había perdido su bendición, amenazó de muerte a Jacob, por lo que huyó de casa y, por primera vez, se encontró solo e inseguro.
El cambio viene por la palabra
Llevando una botella de aceite como único equipaje, Jacob recorrió tierras distantes. Por el camino, hizo de una piedra su almohada, durmió y tuvo un sueño a través del cual, Dios le dio muchas promesas. En aquel momento Jacob conoció al Señor del que tanto hablaban sus padres y comprendió que solo Dios podría ayudarle.
Al despertar, Jacob llamó a aquel lugar Betel (que significa puerta del cielo y casa de Dios) e hizo un voto diciendo que “si Dios le diera protección y proveyese para todas sus necesidades, Él sería su Dios y le devolvería el diezmo” (Génesis 28:20-22). Allí Jacob demostró que estaba poniendo a Dios en primer lugar en su vida.
En una reunión reciente de la Escuela de la Fe inteligente que tiene lugar todos los miércoles a las 19:30, el obispo dijo que Jacob no tenía nada qué ofrecer en aquella situación, pero hizo algo que ni él mismo pensaba que iría a alcanzar. “Jacob era el tipo de persona que no tenía voz ni voto. No tenía autoconfianza, fue justamente su palabra, a través de un voto sincero, la que cambió su vida. En aquel voto, por primera vez, él fue osado para abrir su boca y desembuchar. Y, desde entonces, Dios nunca se olvidó de Jacob”.
Este mismo cambio de vida está al alcance de todos los que hacen un voto con Dios y buscan servirlo con toda su vida en el Altar.
Así como Dios se apareció a Jacob después de ponerlo en primer lugar en su vida, Dios también quiere ser el Primero en la vida de todos los que se sienten incapaces e infelices. Para hacer esto, el obispo da un consejo: “usted hasta puede ser pobre o no tener nada, pero sí puede cambiar toda su vida por el poder de la palabra que está en usted”.
Por lo tanto, busca a Dios, entrégate a Él en Su Altar y sé fiel en tus votos. Busca el Centro de Ayuda Cristiano más cercano y descubre cómo puedes transformar tu vida.