Vacío Interior

La sensación de vacío interior suele interpretarse como un problema puntual, un estado de apatía y de falta de motivación que se produce tras algún acontecimiento traumático. Es habitual sentirse así alguna vez en la vida y recuperarse sin mayores consecuencias.

Sin embargo, otras veces, este sentimiento de vacío se enquista en lo más hondo de la persona y se convierte en una fuente de angustia constante y de conflicto interior. Todo esto conlleva una pérdida generalizada de motivación que interfiere en todos los ámbitos de la vida, genera dificultades de expresión emocional, en mayor o menor grado, y una desconexión con el contexto social e interpersonal.

Este desamparo emocional puede traducirse en crisis de ansiedad y en conductas agresivas hacia uno mismo o hacia los que le rodean. Se relaciona con una sensación de “no tener nada dentro”, de “sentirse solo” o de que “algo falta en mi vida, pero no sé lo que es”. Normalmente, este sentimiento de vacío nos avisa de aspectos de nuestra personalidad que debemos trabajar o equilibrar.

El vacío emocional suele ser característico de determinados trastornos de la personalidad, psicóticos y depresivos; y funciona muchas veces como factor desencadenante de adicciones o problemas de conducta alimentaria.

No es la falta de amor o de cosas materiales. No es la tristeza, ni la alegría. Pero, la sensación es incómoda, desagradable y cruel. Parece un agujero en el pecho que aumenta de tamaño a cada momento. El alma como un frasco de vidrio. Ni siquiera la condición social disminuye su dolor. Si no fuera por el semblante triste y caído, la víctima no tendría que reclamar. Algunos llamaron a esto angustia e incluso depresión.

Desde el punto de vista espiritual, el vacío del alma no es otra cosa que la sed de Dios.

Así como un coche necesita combustible para moverse y algunos aparatos necesitan de electricidad para funcionar, y el cuerpo necesita de alimentos para mantenerse de pie, la presencia de Dios es la que llena el alma y le da sentido a la vida.

Un coche no funciona con lentejas, los aparatos eléctricos no funcionan con gasolina y el cuerpo no sobrevive con una descarga eléctrica. De la misma forma, el alma sin Dios sufre.

El vacío, en realidad, es un grito desesperado de tu alma implorando por la presencia de Dios, como Su palabra dice:

Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo.” (Salmo 42:2)

Todos los domingos a las 10hs nosotros tenemos un encuentro con Dios, donde buscamos esta Agua que sacia la sed del alma. Si percibes que tu alma está vacía y quieres saciarla, ven y participa en este encuentro especial.

Respondió Jesús y le dijo: (…) mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.” (Juan 4:13-14)

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